Las cosas mejor decirlas como son en realidad ¿no creen?

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Arcadi Oliveres es un conocido economista y activista por la paz y la justicia social, que responde a una entrevista que pueden leer íntegramente pulsando aquí… frente a la pregunta de como ve la situación diez años después de la caída de Lehman Brothers, su respuesta es muy contundente:

Todo ha ido a peor. Aquella fecha marcó el inicio oficial de la crisis, pero había un caldo de cultivo que propició la caída. La palabra clave que define este caldo de cultivo se llama especulación. Históricamente, no todas las crisis han tenido estas características. Durante la década de 1970 también se produjo una gran crisis mundial, pero le dieron otro calificativo. La llamaron la crisis del petróleo. En cambio, esta crisis desatada con la caída de Lehman Brothers fue una crisis de especulación que se produjo en un doble ámbito: la especulación inmobiliaria y la especulación bursátil. La primera la hemos conocido bien aquí, pero la segunda fue mayor e incluso más grave. La gente compraba y vendía acciones esperando que cambiara la cotización y a partir de aquí hacían subir y bajar los valores atrapando a mucha gente que había invertido y que después no podía vender lo que había comprado o no podía volver a comprar lo que había vendido. Esta gente, que en su mayoría eran bancos y fondos de inversión, acabaron pidiendo auxilio a la administración pública. Fue a partir de este momento cuando los gobiernos de EEUU, Inglaterra, Japón y España, entre otros, empezaron a llevar a cabo lo que conocemos como el rescate bancario, para el cual han destinado grandes cantidades de dinero. Este es un tema que me ha obsesionado durante mucho tiempo, especialmente durante mis últimos años en la facultad. Y si los números no me fallan, en aquella época se alcanzó la cifra de cuatro billones de dólares destinados al rescate. En el caso de España, a pesar de que hay cifras escondidas, el rescate costó 60.000 millones a las arcas públicas. Hemos destinado a salvar a los bancos, que han tenido un comportamiento pésimo, prácticamente la mitad de lo que destinamos a pagar las pensiones. Y el problema es que no se ha puesto remedio a esto. La especulación sigue, no aprendemos.

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