Max Weber pensaba que así era. Consideraba que la ética calvinista —trabajo duro, austeridad y reinversión constante— no solo era una virtud religiosa, sino también la base cultural del mundo económico actual. Mientras tanto, el catolicismo sostenía otra lógica: obediencia, caridad y salvación colectiva.
El comunismo mezclo lo peor de las dos religiones trabajo duro, austeridad obediencia y salvación colectiva. El fracaso fue absoluto y cuando parecía que funcionaba simplemente lo hacía por una brutal represión social donde el Estado lo era todo y la leyes del mercado era un invento capitalista para engañar al pueblo.
La social democracia vino a ser un invento europeo donde se trataría de corregir el error de base, de tomar de cada sistema económico lo mejor del mismo, una sociedad de derecho y bienestar financiada con tributos de todos para todos donde cada periodo de tiempo se pudieran elegir a los gobernantes para no caer en la corrupción. Y funcionó, Europa es una zona donde el estado del bienestar social y de derecho funciona, unas veces mejor y otras peor en base al ciclo de mercado que toque vivir. Al otro lado quedaron los EEUU donde cada cual tiene lo que puede pagar desde la sanidad a la educación, sin igualdad de condiciones desde que se nace hasta que se muere.
La caída de la Unión Soviética en 1991 dejó a Cuba en una grave crisis económica conocida como el ‘Período Especial’, marcando un antes y un después en la historia de la isla. Analicemos cómo pasó.