Ya véis como son las cosas en bolsa y como esta vive en un universo antiparalelo regido otra física y otra química, Francia está hecha unos zorros política, económica y socialmente e incluso diríamos que hasta incluso culturalmente por su inmigración de segunda y tercera generación pesa tanto que imponen a los franceses en sus barrios residentes un modus vivendi más propio de cualquier capital musulmana.
La no integración es la normalidad no la excepción, cierto es que parte si y ha sabido convivir con una cultura ajena a la suya desde el respeto y la privacidad, otro porcentaje quieren una Francia como extensión de su originaria nación y eso no gusta obviamente a los franceses y de ahí que la ultraderecha aproveche tal caldo de cultivo tóxico para saca rédito política y casi entrar por la puerta de los Campos Elíseos (aquí sería La Moncloa).
Un gobierno en precario tratará de que Macron no convoque nuevas elecciones legislativas anticipadas, el turnismo allí está roto, y la radicalidad engrandecida al punto que más que seguramente lucharán por la presidencia de la República LePen (si la dejan legalmente o su delfín que ponga como muñeco) o Melenchon aquí sería como elegir entre Abascal e Irene Montero.
Y a todas estas en vez de encontrarnos un CAC 40 a la cola de Europa y de todo occidente todo lo contrario, haciendo nuevos máximos históricos su renta variable, arde París pero los burdeles están abiertos todo el día porque para los alemanes la consumición era gratis como decía la famosa obra de Larry Collins y Dominique Lapierre.
