El nido del Kuko 357

bolsacanaria info el nido del kukoTodas las noches durante dos años repitió el angustioso ritual. Ahogado en sudor, llegaba a casa, se sacaba la grabadora de la americana o del pantalón y se abrazaba a su mujer para llorar.

– Grabé a Correa con mucho miedo. Tanto que a veces tenía que parar el coche porque pensaba que me daba algo. Escuché conversaciones tremendas, una de ellas borrada. No la quise tener conmigo y no hablaré jamás de eso. Es demasiado terrible.

Puede sonar a farol o a seguro de vida. Solo él sabe si ha entregado a la Policía todo lo grabado. José Luis Peñas está sentado en su despacho minúsculo de encargado de mantenimiento en un centro municipal de Aravaca -una mesa, dos sillas, seis baldas repletas de papeles- con vistas a unos rosales sedientos. Hubo para flores, no para el sistema de riego. Pepe -así le llaman el policía, el barrendero, la limpiadora, sus nuevos compañeros de trabajo- las riega a mano. Pasma la austeridad que rodea al poderoso exconcejal de Urbanismo de Majadahonda que entre 2005 y 2007 grabó cientos de conversaciones a Francisco Correa: la prueba fundamental que abrió el caso Gürtel-Bárcenas, con más de cien imputados -incluido el propio Peñas, pese a ser el demandante- y salpicones al Gobierno de Mariano Rajoy.

– A mis 48 años llevo una vida sencilla. Gano 1.400 euros, vengo al trabajo en bici, puedo atender por las tardes a mis hijos Flavio (5 años) y Jimena (11)… Nos ayudan mis padres. A veces temo por mi vida, pero estoy orgulloso de lo que he hecho. Cuando lo denuncié, me llegaron a escupir con el bebé en brazos. Recuerdo a dos señoras de 80 años, horribles, gritándome. A mi mujer la sacaron de la carretera y recibí una llamada diciendo que la próxima vez sería peor. El año pasado tuve un susto en el corazón, me deprimí, no quería salir de casa. Pero luego se destapó lo de Bárcenas, lo encarcelaron, y todo ha mejorado. Ya no me miran mal. Cuando yo hablé, nadie le llamaba chorizo a Correa. Era poderosísimo, muy amigo de Aznar.

Pepe Peñas era un joven abogado con una oposición ganada de conserje en el Ayuntamiento de Madrid y ganas de prosperar. Hijo de inmigrantes castellanos -se conocieron en Madrid cuando él era carnicero y ella servía en casas-, se matriculó en un máster de dirección de empresas en Pozuelo de Alarcón, donde conoció a Guillermo Ortega, entonces teniente de alcalde de Majadahonda. El político le fichó para trabajar en el partido. En 1999 se afilió al PP y figuró en las listas de Parla. En 2001, con Ortega ya de alcalde, conoció a Correa -el empresario que sobornaba y compraba favores a influyentes cargos del PP- y a su mujer, María del Carmen Rodríguez Quijano. Ella se convirtió en su compañera de trabajo y colaboradora más cercana dentro del Ayuntamiento de Majadahonda. Eran asesores.

Tras las elecciones de 2003, Peñas es ungido edil de Urbanismo, la concejalía más jugosa. «Empiezo a ver cosas que no me gustan». Hubo un lío con la venta de unas parcelas que originó una guerra civil en el PP madrileño y Esperanza Aguirre intervino contra Ortega. A Peñas le echaron del grupo municipal. Y le rescató Correa: crearon un partido nuevo de hechuras modestas. «Teníamos una oficinita con muebles de Ikea». Cuanto más claro ve uno el mundo, tanto más parece obligado a fingir que no existe, al menos en ciertos ámbitos.

– Para entonces usted ya sabía que Correa era un corrupto.

– ¡No! Yo no tenía constancia de nada, pero tenía ego. Todos lo tenemos a los 40 años. Me propuso lo del partido en verano y es en diciembre cuando le escucho a Benjamín Martín Vasco -exdiputado del PP en la Asamblea de Madrid- pedirle a Correa 300.000 euros por un suelo, que fue adjudicado muy por debajo de su precio. Me di cuenta del tinglado. Pero necesitaba pruebas y lo primero que se me ocurrió fue grabar.

Empezaba la pesadilla, con jornadas de final incierto. Su esposa esperando en casa. La grabadora oculta en la ropa, a un palmo de los ojos de Correa. Dos años, 17 horas grabadas y entregadas. Las defensas de ‘don Vito’ y Bárcenas han intentando declararlas nulas. Pero el juez Pablo Ruz, en mayo, y la Policía, hace solo tres días, las dan por válidas. Los peritos han cotejado esas voces con las grabaciones que ordenó Baltasar Garzón y que fueron anuladas por vulnerar el derecho de defensa. Garzón, el juez que relacionó a Bárcenas por primera vez con la trama mafiosa de Correa en marzo de 2009, fue expulsado de la carrera judicial por el Supremo.

En una cárcel de Senegal

Ahora, la conclusión de los agentes es categórica: las voces obtenidas por Peñas y por Garzón son de las mismas personas. El presunto líder de la red decía cosas como ésta: «Yo a Bárcenas le he llevado, yo he hecho con él un día… vamos a sumar, 1.000 millones de pesetas. Yo, Paco Correa, le he llevado a Génova y a su casa».

Pepe Peñas no sabía muy bien cuándo acabar con sus prácticas «más de Mortadelo que del CNI por mucho que se empeñen algunos». Estaba en la «periferia» de la trama. «No me hablaban directamente de cifras concretas». Pero Correa se iba confiando. «Me pidió que fuera a Senegal a sacar a su primo Antoine Sánchez de la cárcel sobornando a un funcionario. ¡Ni loco!». Luego le contó sus nuevas amistades en Colombia… En las elecciones de 2007 el partido no sacó ni un concejal y la colaboración entre ambos paró. Peñas se fue de vacaciones a preparar la denuncia, que presentó en septiembre. Correa le llamó en diciembre.

– Yo no sabía que todavía él no conocía nada de la denuncia, pero fui, muerto de miedo, y volví a grabar. Es la conversación sobre Bárcenas. En enero me volvió a llamar para proponerme ir a trabajar a la Feria de Valencia. Le dije que no y ahí acabó todo. No hemos vuelto a hablar.

-¿Correa le dejo escapar así con todo lo que había oído?

– Pero es que se movía con una impunidad atroz. Y él no pensaba que era corrupto.

– ¿Teme encontrarse con él?

– ¿Yo? Ni con él, ni con ninguno de los golfos que están imputados. Sé que anda por ahí, en Sotogrande y otros sitios. Al salir de la cárcel ha vuelto a los restaurantes que tanto le gustaban, no pasa las estrecheces de otros. Pero yo he hecho algo por este país.

Si algún día se escribiera la historia de la corrupción en España, José Luis Peñas figuraría cerca de los dos empresarios que destaparon el intento de soborno en Mercasevilla -la empresa pública que gestiona el mayor mercado mayorista del Sur de Europa, con 250 empresas-, y que luego ha derivado en la macrocausa de los ERE fraudulentos en la Junta de Andalucía. Otro centenar de imputados y la juez Alaya no para.

Los nombres de Pedro Sánchez-Cuerda y su primo José Ignacio de Rojas dicen mucho en Sevilla, poco en el resto del país. Empresarios cuarentones, dueños del importante grupo hostelero La Raza. Tercera generación gestionando restaurantes. «Son discretos, prudentes, con el perfil bajo del emprendedor del norte, y muy valientes por lo que hicieron», coinciden quienes les conocen bien.

No dan entrevistas sobre el caso. Aunque es sencillo imaginar el cuerpo que se les quedó cuando reunidos con dos directivos de Mercasevilla para hablar de la gestión de la futura escuela de hostelería, les soltaron: «Tenemos una buena noticia y otra mala. La Junta ha resuelto conceder una subvención de 900.000 euros para la escuela, pero hay dos gastos no previstos, uno de 150.000 euros por la acometida de la luz y otro de 300.000 euros que la Junta solicita como un dinero que no tiene explicación». Pedro y José Ignacio tuvieron sangre fría para grabarlo y el consejo de un buen amigo bético, compañero de sufrimientos en el Benito Villamarín.

Cuando les plantearon por primera vez el soborno, José Ignacio de Rojas (director de administración del grupo) llamó a Juan Gallo, el jefe del gabinete del expresidente andaluz Manuel Chaves, su sombra. Les sugirió que sin pruebas, semejantes palabras eran solo humo. Y a José Ignacio se le ocurrió grabar las siguientes reuniones: «Esto no es una trama judeo masónica, estamos orgullosos de haber ido con la grabadora porque era algo ilegal. Lo volvería a hacer veinte veces», ha declarado el empresario.

En medios cercanos recuerdan lo «fatal» que lo pasaron. Era enero de 2009 y el PSOE reinaba aún en el Ayuntamiento de Sevilla, un buen cliente de canapés y cenas de Navidad de los dos hosteleros. El Consistorio es además el propietario del histórico edificio del parque de María Luisa donde La Raza regenta su buque insignia desde mediados del siglo pasado. «Ellos participan de la vida social sevillana. Pedro es la cara externa del grupo. Siempre atento, sale a saludar a los comensales. Y están muy bien relacionados. Los tienen bien puestos. Ir de esa manera contra altos cargos socialistas podría haberles arruinado y eran conscientes. Aquí te expones a que te hagan el vacío, hay intereses realmente intensos, te pueden hundir. Pero no ha sido así», resume un buen amigo.

Premiados

Con la cinta en la mano, los empresarios fueron a la Junta, gobernada por el PSOE, que a su vez depositó la grabación en la Fiscalía. El PP lo denunció en el juzgado de guardia, que ese día era el de Mercedes Alaya. Casi dos años más tarde, el caso daba un vuelco al detectarse prejubilaciones falsas en Mercasevilla, el germen de la causa de los ERE. Se iniciaba un investigación por una presunta trama de corrupción en el seno de la Consejería de Empleo de la Junta que habría malversado fondos durante al menos diez años, bajo los gobiernos de Manuel Chaves y José Griñán, cuya imputación está a la vuelta de la esquina.

Pero para los empresarios de La Raza, el trago ha pasado. Han crecido y diversificado sus negocios. Pedro Sánchez-Cuerda, el director, ha sido elegido presidente de los hosteleros sevillanos y galardonado con distinciones como el Premio Rafael Padura «por su defensa de los intereses generales de los empresarios».

A Antoni Diéguez no le ha llovido ni un premio, ni siquiera en forma de un titular en la prensa nacional en reconocimiento a sus insistentes investigaciones. ¿Les suena? Es el hombre que destapó el ‘caso Mapau’ -el presunto intento de Matas de captar votos a favor del PP entre los inmigrantes insulares que vivían en Argentina empadronándolos en Formentera, la isla que quita y da las mayorías-. O del ‘caso Rasputín’, aquellos altos cargos, comandados por Jaume Matas, que fueron a ver un partido de fútbol a Rusia y pasaron todo tipo de gastos en cirílico. Pero Antoni, además de ser diputado por el PSOE y abogado en ejercicio, es historiador y conoce el griego. «Aquello me sonaba a algo como erótico y me lo tradujo una amiga rusa: siete entradas eran de un club de alterne». Llevaba tiempo rastreando las huellas del expresidente balear. Incluso mandó a gente al palacete del exmandatario popular para hacerle una oferta de parqué para el suelo y comprobar que la mansión era suya.

– He vivido un huracán. Miran qué te pueden sacar o qué se pueden inventar. Por parte del PP te insultan, te investigan, siempre buscan algo. Pero llevo una vida ascética. Sé que mi cabeza tiene precio. Lo sabes y ya está.

En febrero de 2006 examinaba papeles de un foro sobre turismo y deporte pagado a tocateja por el Gobierno de Matas. 1,2 millones. Reclamó el convenio y las facturas, pero solo le dieron el primero.

– Me quedé asombrado por algunos conceptos, como sueldos altísimos a directivos por hacer prácticamente nada. Era un claro chanchullo. La empresa que lo organizó y cobró era Nóos. Había comentarios, pero no pruebas. O vas con la pistola humeante o no vas. En 2006 era temerario.

Antoni, diputado desde 1995 por casualidad -«hubo una crisis en el PSOE balear y me pidieron que fuera en las listas»- pidió permiso a la portavoz socialista en la Cámara balear, Francine Armengol, para avanzar con las pesquisas y plantear la pregunta en el Parlament. «Me dijo que adelante y saltó el escándalo a nivel nacional. Se pidieron explicaciones al más alto nivel. Alfonso Perales -el recientemente fallecido secretario de Relaciones Institucionales y Política Autonómica del PSOE- me preguntó: ‘¿Tú eres el que ha montado el lío éste?’. Cuando se lo expliqué, me animó más: ‘En Madrid hay intranquilidad, pero muy bien chaval, tú adelante’».

Su denuncia política se estancó ahí y la Casa del Rey aconsejó al duque de Palma que abandonara el polémico instituto. El silencio duró cuatro años. En 2010, el juez del caso Palma Arena abría una pieza separada para el caso Nóos.  Al parlamentario balear que más iniciativas ha presentado en la historia de la institución, la política le va dejando un sabor agrio.

– Cuando me estrené, se me desmitificó la Administración. Pensaba que se funcionaba con medidas más meditadas, y son fruto de cosas chuscas.

Fuente y articulo completo en:  http://www.elcorreo.com/vizcaya/20130927/mas-actualidad/politica/gurtel-noos-eres-quien-201309251750.html

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1 comentario

  1. HORCA YA para toda esta gentuza. La justicia, gobernada por el PP y el PSOE, no hará nada por aclarar todo esta estafa de democracia que estamos viviendo.

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