El rastreador

 La primera inversión significativa que realizó Berkshire Hathaway durante la crisis subprime tuvo lugar en septiembre de 2008, el mismo mes de la caída de Lehman Brothers. Fruto de la brutal incertidumbre que se cernía sobre los bancos de inversión, el todopoderoso Goldman Sachs no tuvo más remedio que pedir auxilio a Berkshire Hathaway. Buffett, consciente de la urgencia de ese préstamo, pudo exigir a Goldman Sachs unas condiciones muy favorables. A cambio de prestarles $5.000 millones, Berkshire recibía 50.000 acciones preferentes que le otorgaban unos dividendos anuales de $500 millones, además de warrants sobre 43.5 millones de acciones a un precio de ejercico de $115, cuando esas mismas acciones cotizan hoy en día a $150. Sólo esta operación le ha reportado a Berkshire Hathaway $1.750 millones, es decir, un 35% de rentabilidad. Tras su inversión en Goldman Sachs, vinieron otras en Wrigleys por otros $6.500 millones y en General Electric por $3.000 millones, ambas en octubre de 2008.

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