Javier Martín, el parado que contó en su blog su experiencia en un curso fraudulento, no se paró en barras y denunció el caso a la Junta de Andalucía poco después de los hechos, dando origen a una interesante correspondencia con el funcionario Pedro Jesús Sánchez Becerra, de la Consejería de Empleo, quien se dedicó a «torear«, esto es, a no entrar en el fondo de la cuestión de la denuncia y a sembrar dudas sobre los hechos. Pero el adjudicatario del curso despidió al denunciante nada más enterarse.
En la primera contestación a la denuncia, Sánchez Becerra, un empleado público de la confianza de la Consejería puesto que incluso aparece como redactor de algunos de sus libros de orientación, admite que lo que recibió es una «sugerencia/queja» relativa a diversos aspectos referentes a cuestiones tales como la impartición, contenidos, etc.
Tras respetar su opinión, se dedicó durante más de cincuenta líneas a hacer propaganda de los programas de empleo de la Junta sin atender el objeto de la denuncia. Incluso relataba los requisitos exigidos para ser adjudicatario de un curso que son los que no se cumplían.
La respuesta de Javier Martín, días después, fue contundente…