Así titula Tobias Buck un análisis publicado en el Financial Times éste jueves, y refuerza su asombro con otras palabras: «Un determinado número de políticos han sido alcanzados por los escándalos, pero muchos se las arreglan para aferrarse al poder«… ¡¡toma ya!! colleja en toda regla a los ciudadanos españoles, amplificadas con sus agrios comentarios «la creciente cólera en España por la amplitud de una corrupción aparentemente endémica en el sisema político del país no muestra señales de amainar; la corrupción y el trinque han formado parte desde hace mucho tiempo de la escena política de España«.
Porque Tobias Buck sigue mucho más lejos e indaga en los orígenes de la corrupción en España, detallando que los expertos coinciden en que la década de boom del ladrillo ha jugado un papel importante, con la concesión de numerosos y lucrativos contratos públicos y apetitosas parcelas de terrenos que se recalificaban para vender a inversores por cifras desproporcionadas, junto con otros factores tanto o más importantes, si cabe, como son la extrema lentitud de la Justicia y su politización, aunque lo más escandaloso –según el periodista– es el hecho de que los votantes españoles somos reacios a castigar a políticos corruptos donde verdaderamente importa –es decir, en las urnas– y pone un ejemplo clarísimo: «pese a todos los casos de corrupción destapados en Andalucia y Valencia, PSOE y PP dominan desde siempre dichos laudos«
El periodista concluye que, por la propia idiosincrasia de nuestra cultura, los votantes españoles estamos furiosos con nuestros líderes políticos y nos preocupa profundamente la inmensa oleada de casos de corrupción, pero desgraciadamente sigue siendo algo insuficiente para cambiar la ideología particular y votar por el otro partido dominante –dado el bipartidismo que impera en España con el PP y el PSOE– destacando que sólo la irrupción de una nueva fuerza política fuerte sería capaz de romper dicha bicefalia… ¿les suena a algo?
Podemos supera a PSOE y PP y rompe el tablero electoral.
http://politica.elpais.com/politica/2014/11/01/actualidad/1414865510_731502.html