La propuesta lanzada por Rusia que se pudo leer hace unos días en el diario alemán «Deutsche Wirtschafts Nachrichten«, adquiere una especial relevancia dado que poco a poco, Europa se está dando cuenta de que el bloqueo económico y financiero occidental a Rusia está perjudicando a la propia U.E.
Alemania fue la primera en reconocer la situación a finales de 2014, cuando experimentó un retroceso de su economía que la ha aproximado a la recesión y ahora parece que otras voces se levantan en la misma dirección… Por ejemplo, el ex-jefe de la Comisión Europea y ex-primer ministro de Italia, Romano Prodi, declaró al diario «Messaggero» lo siguiente: «debilitar la economía rusa resulta muy poco rentable para Italia», añadiendo «el descenso de los precios del petróleo y del gas en combinación con las sanciones, reducirán el PIB de Rusia en un 5% anual, pero conllevará un recorte de la exportación italiana en un 50%… por tanto, dejando de lado la inutilidad de las sanciones, hay algo muy claro: la exportación estadounidense en Rusia crece, mientras que la de Europa se reduce«
Así pues, ahora sabemos que Rusia ha presentado una propuesta sorprendente para superar las tensiones con la Unión Europea: que ésta renuncie al tratado de libre comercio con Estados Unidos (TTIP) y en su lugar, establezca una alianza con la Unión Económica Euroasiática (EAEU) creada recientemente; una zona de libre comercio que tendría más sentido que un acuerdo con los EEUU, donde aquí algunos hace tiempo ya dieron la voz de alarma
La Unión Euroasiática –inspirado parcialmente en la propia Unión Europea– tiene un órgano ejecutivo con sede en Moscú y un cuerpo político donde los líderes de los Estados miembros toman las decisiones por unanimidad, contando con libre circulación de trabajadores y un mercado único para la construcción, el comercio minorista y el turismo. Durante los próximos 10 años, tiene como objetivo crear un tribunal en Minsk, un regulador financiero en Astaná y oficinas de la Comisión Económica en otras tantas ciudades… Ésto, unido a su objetivo de poner en marcha una libre circulación de capitales, bienes y servicios, ampliando su mercado único a otros 40 sectores –en el 2016 el próximo será unificar el de productos farmacéuticos– no es moco de pavo, pues tiene el potencial de cambiar la faz del mundo a nivel económico y político –al menos tal y como lo conocemos actualmente-, alterando definitivamente los equilibrios geoestratégicos a escala planetaria.
Así pues, la pelota está en el tejado de la Unión Europea…¿que pasará ahora?