Éste periodista –especializado en política y economía islandesa– aporta datos contrastables para desmontar cierto estado de opinión sobre Islandia –basado seguramente en la ignorancia absoluta– que «algunos» parece que quieren aplicar como el futuro y previsible camino de ciertos países mediterráneos mega-endeudados:
Islandia quiso rescatar a los tres principales bancos y de hecho anunció una serie de rescates que después no se hicieron efectivos… ¿Por qué? Pues porque el agujero era tan grande que esos rescates no servían para nada. Dejar caer a Glitnir, Landsbanki y Kaupthing suponía la quiebra también del Banco Central, puesto que estas tres entidades no podrían devolver los préstamos que este les había facilitado antes del colapso de 2008. El gobierno, entonces, decidió dejar “caer” a los bancos y rescatar al Banco Central, porque no tenía más opción –el rescate del banco central fue de 2.700 millones de dólares, unos 8.000 dólares por habitante de la isla, niños y jubilados incluidos, o sea, que les salió, per capita, más caro que en España–
Ningún político ha ido a la cárcel. Se hizo un juicio en un tribunal especial y se declaró culpable al ex Primer Ministro Geir H. Haarde de negligencia, entre otros, pero las costas judiciales –que ascendían a 125.000 euros– las cubrió el Estado y, atención amigos, este hombre es desde el 1 de enero de 2015 el nuevo embajador de Islandia en Estados Unidos –un gran castigo, si señor–
Económicamente, el país se benefició de la devaluación de la moneda, con lo cual sus exportaciones crecieron porque de repente su precio era exactamente la mitad. Ni más, ni menos –actualmente existe un control de capitales y una burbuja inmobiliaria en Reykjavík que estallará en los próximos años–
Ólafur Ragnar Grímsson –presidente de Islandia– según el informe final redactado por la comisión especial de investigación del Parlamento islandés sobre el colapso de 2008, sólo es “responsable moral” de la actuación de los tres principales bancos privados del país. Y es que, igual que hace ahora con este discurso propagandísitco para mejorar la imagen internacional del país, antes de 2008 se paseaba por el mundo alabando a los directores de los bancos, vendiendo su modelo de éxito al exterior y enumerando las grandiosas cualidades de una supuesta superioridad vikinga basada en la identidad histórica de los habitantes de la isla. Actualmente el sr. Ólafur Ragnar Grímsson «narra un cuento de hadas al exterior» con un interés muy claro: recuperar la confianza de los Estados e inversores. Con un control de capitales aún activo, es importantísimo para la nación la llegada de inversiones con moneda extranjera, pese a que muchas de éstas inversiones ponen en peligro la naturaleza única del país.
Son menos de diez los banqueros que han tenido sentencias de cárcel dictadas por la justicia islandesa. Hasta la fecha se han cumplido penas de nueve meses a tres años, siendo la estancia máxima de un año y tres meses, porque igual que en España, se reducen las penas por buen comportamiento y similares… Lo último es que hace unos días el Supremo islandés sentenció a cuatro banqueros a penas que van de los cuatro a los cinco años y medio –si bien es cierto que la justicia islandesa ha perseguido a los máximos responsables de forma organizada, no es cierto que todos los responsables estén en la cárcel; ahora mismo no hay banqueros en la cárcel; unos ya salieron y otros tienen que ingresar próximamente, pero vaya, describir un país en el que los banqueros y políticos se pudren en la cárcel es más que descabellado–
Por último: ¿sabéis a quiénes votaron los islandeses en las elecciones de abril de 2013? pues nada más y menos que al Partido de la Independencia y al Partido Progresista, es decir, la misma coalición que legisló la privatización de los bancos y que gobernó el país de 1995 hasta 2007. Se los echó del gobierno y cuatro años después se los volvió a votar. Y a día de hoy, febrero de 2015, tienen el control de la instituciones con el total apoyo del pueblo.
Fuente: blog de Éric Lluent