Naturalmente, ésto son cosas que ocurren, pero manda narices la dilapiación de dinero público ocurrida en éste país al amparo de vaya ud. a saber que oscuros intereses… en fin, les hablo de la Torre Miramar, en mi querida Valencia, que inaugurada en 2009, formaba parte de un complejo compuesto en un principio por un paso inferior de 300 metros de longitud, una plataforma superior con tres fuentes y dos rotondas, situado todo sobre el túnel de Avenida Cataluña y el acceso por la V21.
Como no podía ser de otra forma, acabó costando 24 millones de euros, en lugar de los 14 presupuestados… aunque lo cachondo del caso es que sólo estuvo tres meses abierta –fue cerrada por una avería en el ascensor–
Rita Barberá argumentaba, con razón, que el proyecto no interesaba a los ciudadanos y dudaba de su rentabilidad económica, porque serían necesarios dos ordenanzas y el cobro de entrada, aunque lo curioso es que lo hiciera una vez terminado y olvidando que la inclusión de la torre en el proyecto final fue una decisión del Gobierno de Aznar en 1997 y que Zapatero heredó, consensuada con el poder que ella ha ostentado como alcaldesa, legislatura tras legislatura, desde 1991.
El resultado fue, una vez más, dilapidar dinero público … fuente aquí