Estos últimos años vemos como cada vez se oye hablar más de los llamados emprendedores, personas que optan por una modalidad de autoempleo en vez de un trabajo asalariado –opción que siempre ha elegido cierta parte de la población pero que ahora parece contar con mayor relevancia y prestigio social– y es que el discurso del emprendimiento ha sido impulsado especialmente por el gobierno, no sólo como una forma de animar a las personas paradas a buscar otras opciones laborales, sino como una manera más de culpabilizarlos por encontrarse sin empleo, pues el mensaje es claro: si no tienes trabajo es porque no eres emprendedor, por falta de actitud o aptitud, y por tanto, es culpa tuya, no son las políticas del gobierno las responsables –tanto desde el discurso de distintos dirigentes del gobierno, como a través de campañas publicitarias, o incluso mediante el programa de TVE Emprende, se ha trasladado el mensaje a la ciudadanía, mientras vivimos una crisis económica y social sin visos de salida–
Dentro de este discurso, el modelo en el cual se deben mirar los nuevos emprendedores es el del empresario triunfador, hecho a sí mismo, que partiendo de la nada ha creado su propio imperio. Este modelo, marcadamente individualista, donde el beneficio económico prima sobre todo lo demás, dada su aceptación social, sirve para aportar gran prestigio al emprendimiento; aunque sin embargo, deja de lado otros tipos de emprendimiento de mayor valor social, como el de diversos proyectos o cooperativas que tratan de crear opciones de autoempleo que generen un beneficio comunitario.
Por otro lado, hay que hacer hincapié en la contradicción en la que entran las administraciones en este tema, pues mientras establecen un marco legal a favor de la libre competencia y que favorece, en todos los ámbitos, a las grandes corporaciones, quieren incentivar pequeños proyectos de emprendimiento que tienen casi imposible competir en el mercado. Por poner un ejemplo: las veintiocho empresas del Ibex 35 soportaron en 2013 un 6% de carga fiscal respecto a 13100 millones de euros de beneficios brutos, una cantidad considerablemente inferior a la que soporta una PYME o un autónomo.
Y éstas desventajas son visibles en cualquier ámbito, pues las normativas benefician a las grandes empresas, y como mínimo obligan a las pequeñas a cumplir con los mismos requisitos, algo muy difícil cuando las condiciones son muy desiguales; otro ejemplo es el del pequeño comercio, sector en el que se produce la mayor parte de las iniciativas de emprendimiento, y que lejos de haber sido protegido por las administraciones, ha sido perjudicado por las sucesivas medidas de liberalización de horarios.
Fuente: lamarea
Muy buen Artículo, sobre lo que nos quieren vender en el mundo de las «emprendedurías» donde el 80% de la gente fracasa y no dejan de ser empleados sin muchos derechos , que se nos venden con el nombre de «empresarios» o «autonomos» o «freelance» que lo son pero , enmuchos casos precarios.
Aun así emprender creo que nunca es malo, pero hay que hacerlo en muchas facetas de la vida, no solo en el del empleo, pero como bien decís en el artículo sin darle una obligacion de fracaso y exito ecónomio o que si no tienes empleo estas obligado a emprender con el riesgo de fracasar y endeduarte que implica en una epoca tan incierta como ésta. si no que hay que estudiarlo antes bien , intentar no endeudarse, y emprender si así lo estimas.
y en otras facetas de la vida igual, porque no emprendemos nuevos proyectos sentimentales? sociales? vitales? deportivos? medicina? etc, pero bien estudiados, y sabiendo donde nos metemos
Sí se puede!
Es del kuko conste …
Hola, totalmente de acuerdo, y como dicen «cualquier coincidencia es pura casualidad» soy de Uruguay y en este país pasa lo mismo, el gobierno fomentando desde varios programas al emprendedor, justamente hace unos días hablaba de esto mismo con un colega, el plan es que la gente se genere su propio trabajo. ¿pero está mal?. tiene mucho de bueno que las personas sean independientes y tengan su ritmo de vida propio y viva como quiera. El tema es como bien decís, por un lado te apoyan y te empujan y por el otro lado dejan entrar toneladas y toneladas de porquerías chinas, generando un sobre stock de productos baratos y tirando al piso los precios del mercado.El verso es que hay que exportar, digo yo,¿como? a quién? con que?. es casi imposible para un emprendimiento personal el salir al mundo, tiene sus costos, lleva tiempo, y además hay que competir con toooooodas las demás personas de otros países que buscan lo mismo.
Hace unos años nos defendíamos porque en Asia no le daban bola a pedidos chicos, hoy día hacen cualquier cosa y la cantidad que quieras, cada vez es más complicado.
En Uruguay el 96% de las empresas son micro y pequeñas, hablamos de como máximo 3 a 5 personas por empresa, sin embargo los mayores beneficios impositivos y fiscales se los lleva el 4% restante, las pequeñas empresas juegan con las mismas reglas que las multinacionales y hasta pagan más impuestos.
También es una forma de terminar con los grandes sindicatos, «divide y vencerás»,…en fin, parece que el libreto se está ejecutando a buen ritmo en todo el mundo. saludos, que tengas un excelente año y como todos los días al firme leyendo este genial blog.
abrazo
Alvaro
desde Montevideo