Es curioso ver como funciona a nivel económico la industria de la música, más concretamente cuánto dinero se lleva cada participante en el proceso de creación y comercialización musical a partir de lo que se ingresa al vender un disco o una canción… curioso, muy curioso…
Supongamos un grupo de cuatro personas: cantante, guitarrista, bajista y batería, que se reparten un 18% cada uno… para los asuntos mundanos tienen un manager personal, otro que se encarga de los negocios, un abogado que les revisa los temas legales y un productor que les adelanta el dinero y se lleva un pequeño porcentaje. Hasta aquí más o menos bien e individualmente podríamos pensar que cada miembro del grupo gana más que la gente externa ¿no? ¿a que suena bonito?
El problema es que todos ellos han de repartirse una pequeña porción de la «tarta» de los ingresos, tan solo el 13%. Del resto, un 24% se lo quedan los distribuidores y un 63% por ciento la discográfica. El resultado es que los autores, creadores y gente cercana al grupo ven cómo su parte es solo «una pequeña parte de una pequeña parte» y el resultado final es demoledor: del total de dinero que se recauda con la venta de canciones y discos cada miembro del grupo solo recibe un 2,3 por ciento: ésto es, en plata, unos 23 céntimos de un disco que se venda sobre unos 10 euros. Fuente: microsiervos