General – Noticias – Blanca Barón
Las previsiones del crecimiento global siguen siendo cada vez peores para el FMI, quien ha vuelto a bajar sus expectativas. Ha reducido la previsión del PIB global para el 2016 del 3.4% al 3.2% y también ha reducido en 0,1% la del 2017 siendo ahora del 3.5%. Como vemos pero en el siguiente gráfico, ya estamos acostumbrados a que el FMI tienda a ser cada vez más pesimista con el crecimiento global:
Aunque esta vez, hay dos hechos a destacar. El primero es a nivel local; Europa tiene unas perspectivas de largo plazo en que se mantiene su crecimiento del PIB 2016 al 2021 a un pequeño 1,5% anual. Y para España la situación no es mucho mejor. El FMI ha bajado su previsión de crecimiento del PIB para este año, cosa que no ocurría desde el 2013. Aún así, deberíamos estar contentos, ya que solo la ha bajado del 2,7% al 2,6% a pesar de la situación de incertidumbre política en la que nos encontramos. La parte más fea es que se espera que este crecimiento vaya cediendo hasta que el crecimiento del PIB sea solo del 1,6% en el 2021. Las causas; principalmente expectativas de caída en la inversión y en el consumo. Sinceramente, creo que son unas perspectivas preocupantes y más con las políticas implementadas recientemente por el BCE, las más expansivas de la historia y, donde entre ellas, recordemos que se está inyectando 60.000millones de € mensuales precisamente para impulsar la economía, ya no muy lejos del máximo inyectado en el Q3 de USA. En este gráfico del diario Expansion se muestran las previsiones del FMI de crecimiento del PIB para el largo plazo de las distintas zonas:
El segundo, es que por primera vez, las decisiones de la Reserva Federal en política monetaria, no solo dependen de la salud norte americana como estábamos acostumbrados ( básicamente indicadores de paro e inflación) sino que en la actualidad, están también muy ligadas a la evolución del crecimiento global. Por tanto, estas perspectivas aún más pesimistas del FMI para el crecimiento global, apoyan el actual mensaje dovish de la presidenta de la Reserva Federal, J. Yellen, en ser más conservadora con la subida de tipos de interés. Además el FMI ha apoyado directamente las políticas monetarias expansivas que están teniendo la mayoría de los Bancos Centrales, por tanto, se ha dado soporte a las últimas medidas del BCE. En conclusión, por un lado tenemos que en el corto plazo, lo más probable favorezca al mercado de renta variable, al dar soporte a las políticas monetarias expansivas de los bancos centrales que es lo que más le gusta a la renta variable, liquidez y más liquidez. Por otro lado, el mensaje directo es que el crecimiento global en el largo plazo continuará débil y , ojo, porque es desacelerado para los países más desarrollados; los que hemos estado utilizando todo tipos de mecanismos para impulsar la economía. Si estos no funcionan, y realmente nos situamos en los niveles de crecimiento de PIB que señala el FMI , parece que existen riesgos de quedarnos estancados en el largo plazo, es decir, hay posibilidades de quedarnos en una situación similar a la que ha sufrido y está sufriendo Japón desde finales de los ’90, y esto, ni es bueno para las empresas ( ni por tanto la renta variable) ni mucho menos para los ciudadanos.