La próxima vez que Ud. oiga a las discográficas quejarse de la piratería y soltar eso de que las alternativas legales como Spotify son la salvación, recuerde este dato: en 2015, las pérdidas que dicho servicio de ‘streaming’ registró fueron de 173 millones de euros.
Es cierto que Spotify ingresó también una cifra récord –unos 2000 millones de euros– pero la realidad es que los números no cuadran, diez años después de su creación sigue sin ser rentable, pero ¿como puede ser? ¿por qué? … la respuesta es sencilla: por el ‘impuesto revolucionario’ que las discográficas siguen cobrando a Spotify en concepto de «derechos y costes de distribución«, algo inexistente a decir verdad teniendo en cuenta la operativa de la compañía.
Se lo explico más claro: de cada euro que ingresa, 84 céntimos se esfuman al instante como pago por ‘royalties’ y encima la cifra supone un 85% de incremento respecto a lo que pagó en 2014 -que a su vez fue bastante más de lo que pagó en 2013 y así sucesivamente-, por lo que esa partida de gasto crece más rápido que el aumento de ingresos, y es ahí donde reside el auténtico problema: las discográficas tienen cogido por el cuello a Spotify y al resto del mercado y aprietan lo justo… no ahogan ¡pero tampoco dejan respirar hondo!
No hay duda de que las discográficas son astutas, han obligado a todo el sector a pasar por el aro de tener que pagar desorbitadas cifras por derechos de autor, su única forma de seguir ordeñando y controlando el sector. Los viejos dinosaurios nunca mueren ¿o la cita mencionaba «los viejos rockeros«?… Fuente: elconfidencial
Pienso que Spotify distribuye también música sin derechos de autor o comprada directamente a los cantantes. El problema no es de las discográficas sino de aplicar correctamente la ley de oferta y demanda. Spotify debe subir los precios una vez acordado los precios a pagar a las discográficas. Posiblemente distribuya menos música pero ganará dinero y de camino serán las discográficas las que dejen de ganar tanto. La consecuencia será lo normal, éstas bajarán sus exigencias y Spotify podrá ajustar los precios para seguir ganando dinero.