Grupo Nicolas Mateos … cuando estallan, las burbujas duelen …

Poca gente representa tan bien y tan a lo grande la historia de la burbuja inmobiliaria como Luis Nicolás Mateos, un chico humilde de Murcia, vendedor de coches de profesión que, en 2003 y con solo 29 años, montó su propia empresa para construir urbanizaciones de miles de viviendas…. Compró un terreno en Brasil y lo promocionó a lo grande como el «resort» de lujo «Lagoa de Coelho» y sin poner ni un ladrillo llegó a ingresar 15 millones de euros de varios cientos de compradoresentre ellos famosos como Cristina Tárrega, Santiago Segura y un puñado de futbolistas profesionales

Una década después, la Audiencia Nacional ha terminado la investigación y Luis se sentará en el banquillo por estafa y es que había que estar ahí, en Murcia, en esos años locos del ladrillo.

Era la época en la que un melonar o una simple tierra yerma se vendía como un «resort» de miles de viviendas, cuando Camacho anunciaba Polaris World y los ingleses compraban cualquier vivienda, sin mirar ni importar la ubicación o calidad de los cimientos… ¡¡ ahhh, que tiempos aquellos y que recuerdos !!… ahí fue cuando Luis Nicolás vio que su deseo por ser millonario no iba a llegar vendiendo Mercedes en un conocido concesionario de Murcia capital pese a que ser comercial se le daba bien, pero con los coches no se ganaba tanto dinero como él pretendía, así que se pasó al ladrillo.

«Comenzó a vender casas de Polaris a ingleses. Primero como agente y luego las compraba sobre plano y les daba el pase. Luis puede vender humo y le iba muy bien«, cuenta una persona que le trató –dar el pase es el concepto clave, se trata de vender una vivienda sin haber hecho nada y ganarle unas decenas de miles de euros, y es que con el precio de la vivienda desbocado quien no daba un pase era tonto, algo de los que en su momento nos negamos al juego todavía nos acordamos de las risas de los amigos y sus jocosos comentarios; con el tiempo las tornas cambiaron y algunos de los que se reían están empufados en viviendas que no pudieron «pasar»– y Luís Nicolás estaba obsesionado con entrar en la lista Forbes, así que fundó el Grupo Nicolás Mateos. Pese a que el capital social era de solo 3000 euros, él iba a lo grande. «Estaba obsesionado con el tamaño, todo tenía que ser enorme; si se ponía un cartel promocional tenía que ser el más grande, el más vistoso; montó oficinas en Murcia, Madrid, Barcelona e incluso en el mismísimo Trafalgar Square de Londres…» ¿que podía salir mal?

 

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