Que ser anfitrión de los Juegos constituye un gran beneficio económico para la ciudad y el país elegidos, pero en la realidad resulta mucho más frecuente que los Juegos sean un despilfarro, algo que Río de Janeiro está descubriendo…
Consideremos cómo se asignan los Juegos a una ciudad. El COI –un monopolio global no regulado– lleva a cabo una subasta donde las ciudades del mundo compiten entre sí para demostrar su idoneidad; los ejecutivos de empresas que se beneficiarán presuntamente por preparar los Juegos suelen ser –junto con los megalómanos políticos de turno– quienes lideren el proceso de licitación de las ciudades candidatas, así que entre otras cosas, las ciudades ofrecen espléndidos lugares deportivos, ostentosos espacios ceremoniales, redes de transporte novedosas, lujosos alojamientos para atletas, centros de medios y difusión, etc, etc.
Es predecible que las ciudades ganadoras suelen ofertar por encima de sus posibilidades –de hecho, el coste de alojar las Olimpiadas de verano en la actualidad va de 15.000 millones a 20.000 millones de dólares, lo que incluye la construcción y renovación de instalaciones, operaciones, seguridad e infraestructura adicional– frente a los ingresos totales para la ciudad anfitriona derivados de su participación en los contratos televisivos internacionales –sólo un 25% ya que el 75 % restante va al COI-, patrocinios internacionales y locales, ventas de entradas y objetos de interés, que en total oscila entre los 3.500 / 4.500 millones de dólares, así que está claro que los costes superan a los ingresos.
Quienes compiten para que su ciudad aloje los Juegos suelen argumentar que los déficits de corto plazo se convertirán en ganancias a largo plazo, porque aumentarán el turismo, la inversión extranjera y el comercio, y ni hablar de la mejora en la moral nacional. Nuevamente, la evidencia empírica no respalda esta extravagante afirmación. y se lo demuestro: Durante julio y agosto de 2012, la cantidad de turistas que visitaron Londres -la ciudad anfitriona de los Juegos de Verano de ese año- cayó en realidad un 5%; todos los comercios, restaurantes, teatros y museos alrededor del espacio del evento en Piccadilly Circus informaron que casi no recibieron visitas durante los 17 días de los Juegos ¿porqué? muy fácil, los turistas habituales evitan las ciudades que alojan los Juegos Olímpicos mientras dura el evento, debido a las multitudes, las demoras en el transporte, los precios inflados y las posibles amenazas a la seguridad. Alojar los Juegos es más perjudicial que beneficioso para el turismo.
Otra desventaja de alojar los Juegos es el escrutinio público que recibe una ciudad. Las preparaciones para alojar los Juegos de Verano de este año en Río de Janeiro no favorecieron su imagen internacional. La ciudad conocida por su belleza natural y estilo de vida divertido, es ahora conocida por la corrupción, la violencia, los problemas de tráfico, la contaminación, la inestabilidad política y el virus del Zika.
En el caso de Río, se podría sostener que la ciudad se verá beneficiada gracias a las mejoras en su aeropuerto internacional y el puerto, bien, pero este no es un motivo válido para convertirse en ciudad anfitriona, sino más bien un premio de consolación –una inversión de 1000 millones de dólares para el desarrollo de infraestructura productiva no logra compensar los 19.000 millones restantes gastados, máxime cuando no mejorarán la ciudad para la mayoría de sus residentes ni visitantes regulares–
La línea de subterráneos de 2900 millones de dólares –excedida casi en el 60% de su presupuesto original– conecta el espacio de eventos de los Juegos en la playa Barra da Tijuca –un suburbio adinerado a 15 km de distancia– que sin duda impulsará el valor de los inmuebles de la zona, pero no hará nada para mejorar el horroroso tráfico en las calles de Río -la mayoría de los trabajadores en Río viven al norte y al oeste del centro, por lo que no mejoran en nada- igual que los carriles de autobuses entre las sedes olímpicas que no hacen otra cosa más que empeorar la congestión en las calzadas de la ciudad, ahora más estrechas, por no hablar del inasumible coste humano –para hacer realidad las sedes deportivas y demás instalaciones, el gobierno de Río ha desalojado a la fuerza a más de 77.000 residentes de barriadas y favelas desde 2009– Fuente: Andrew Zimbalist para project syndicate
En Barcelona ya vivimos la importante crisis que se produjo nada más apagar la llama olimpica , esta crisis se prolongó durante años y la ciudad sufrió un parón del cual aún no hemos salido . Aunque si , se supo utilizar correctamente todas las construcciones olímpicas, incluido la villa y darles una salida correcta de lo cual nos beneficiamos . Todo no fue malo .
Un saludo
Emilio
La siguiente a Japon, y tal como esta……
si desde luego … país donde toca país que hunde después ..