Es lo que piensan algunos y el mercado laboral es un indicador de este fenómeno social pues la realización de horas extraordinarias que en la mayoría de ocasiones no se pagan es algo característico en mercados laborales precarios y empobrecidos.
Un estudio de CCOO señalaba que las horas extraordinarias pagadas habían disminuido a la mitad en relación con los tiempos precrisis, mientras que las horas extraordinarias impagadas no habían disminuido un ápice –teniendo en cuenta que la población empleada también había disminuido-, en datos son un 56% del total, o lo que es lo mismo, unas 3,53 millones de horas extraordinarias a la semana realizadas por 728.000 trabajadores, que finalmente no cobraron. Son muchos los sectores especialmente proclives a esta irregularidad, como por ejemplo hostelería, comercios, repartidores, construcción, etc –aunque en realidad se puede observar este fenómeno en cualquier actividad– dado que por la incidencia de la crisis existe un afán empresarial en aumentar la productividad que incluye por desgracia el exprimir sobremanera al trabajador –pese a que lo óptimo y legal seria que si una empresa o empresario necesitase aumentar más la productividad contratase más trabajadores–
Llegados al momento actual, tras haber atravesado una crisis –o al menos eso nos recalcan día si y día también-, podemos ver ahora el resultado que muchos expertos predecían, ésto es; el empobrecimiento del trabajador con condiciones de trabajo cada vez más precarias, porque el sistema capitalista y la sociedad de consumo en la que vivimos no tiene entre sus ventajas la mejora de derechos laborales, sino todo lo contrario, dado que endurece la competencia y las empresas se ven obligadas a bajar los precios de sus productos o servicios sin mermar calidad, lo cual, por lógica, repercute finalmente en el trabajador, que habitualmente y por miedo a perder su empleo aguanta lo que le echen. Fuente: laboroteca.com
No, no nos hemos acostumbrado, estamos atrapados, quien se supone debia rescatarnos nos dio la espalda en los comienzos de vacas flacas. Rendirnos a que otro mundo y manera de vivir es posible, es caer en el derrotismo mas absoluto, y dar la victoria a quienes con engaños y malas artimañas, nos lleno los bolsillos para vaviarlos mas tarde y ejercer la usura. Claudicar, es negar un futuro digno, nos imponen una forma y manera de vivir, nos anestesian para que no nosrevelemos ante las injusticias, o nos coartan la libertad con leyes como la mordaza. Sin lucha no hay victoria. Otro mundo y mejor es posible