La empresa acaba de apuntarse una pequeña victoria en una ciudad canadiense llamada Innisfil; el municipio, de unos 33000 habitantes, ha decidido financiar los viajes en UBER de sus conciudadanos en lugar de invertir en disponer una flota pública de autobuses o subcontratar un servicio similar de autobuses.
Para ello realizarán dos fases: en un primer momento la ciudad pagará 100.000 dólares canadienses a modo de subvención para que sus residentes viajen en UBER por unas tarifas entre 3 y 5 dólares canadienses dependiendo de su destino, y después invertirá 125.000 dólares canadienses por un periodo de prueba adicional estimado entre 6-9 meses donde se analizarán los trayectos más frecuentes para decidir si se establece un sistema definitivo.
En comparación, incorporar dos líneas de autobuses les habría costado 371.000 dólares canadienses al año, pero es que UBER no solo es la opción más barata para los habitantes de dicha ciudad, es que también recogerá a los viajeros en sus casas, por lo que es la opción más cómoda y flexible; sus gobernantes han primado el coste y la calidad del servicio… igual que en España nuestros políticos…