Me refiero a los «johatsu«, convertirse en uno de ellos es perder nuestra identidad por completo –seguro que más de uno habremos pensado en aplicarlo alguna vez– y es algo que ocurre más a menudo de lo que uno piensa… un «johatsu» se desvincula por completo de su familia, su trabajo, su nombre y su identidad, pasando a ser fantasmas incluso para el Estado, abrazando una nueva vida marginal, y todo de forma 100% voluntaria –obligados por situaciones que se les escapan de control, digo yo–
Según estimaciones, 100.000 japoneses al año se han convertido en johatsu en los últimos 40 años y como recogen varios informes de la policía nipona, los «desvanecidos» se convirtieron en un problema social a partir de los 70 que había que regular. Aunque después de la IIGM se habían conocido algunos casos, fué a raíz de un famoso acontecimiento en los años 60 en los que la idea se popularizó.
Pero ¿qué presión lleva a estas personas a dejarlo todo? … según estadísticas y testimonios recogidos, una buena parte de ellos sucumben al agobio laboral o a la vergüenza de haber sido despedidos, cosa que son incapaces de comunicarle a sus seres queridos. También en muchos casos son miembros de familias que han contraído grandes deudas, bien por la adicción a las apuestas o por negocios ruinosos. Hay gente que misteriosamente, y sin justificación alguna, decide inmolarse socialmente, e incluso se afirma que uno de cada cinco casos aproximadamente tiene que ver con la violencia de género.
Los «johatsu» se ubican sobre todo en barrios marginales de las afueras de grandes ciudades, unos barrios que incluso han perdido su representación en mapas oficiales, como son el de Kamagasaki en Osaka o el de San’ya en Tokyo, y es que si preguntas por sus señas, muchos japoneses se harán los suecos –no es que no sepan de qué les hablas, pero sí es una realidad desagradable que la mayoria de población prefiere no afrontar–
Más información y articulo completo en magnet.xataka.com