Cuentan que hace unos años se aprobó una ordenanza por la cual se subía a 15 dólares la hora de trabajo con carácter mínimo, enseguida las reacciones en contra fueron furibundas, que si socialismo encubierto, que si ataque a la libre economía, que si intervencionismo al mercado, ataque a los precios de equilibrio oferta demanda, que si aumentaría el paro, el cierre de empresas y toda la pesca.
Sucedió que se magnificó por parte de las fuerzas reaccionarias algún cierre patronal y del paro en algunos suburbios pero la realidad fué bien distinta tomada en su totalidad en Seattle, se abrían nuevos negocios y en un sector tan básico como de venta de alimentos y bebidas, más o menos lo que más trabajo da a nivel popular se disparó.
Vean este gráfico zonal de la FED de St. Louis con referencia a empleo en establecimientos de tiendas y bares.
Moraleja: la subida del SMI no es una medida de izquierdas, ni de derechas, sino necesaria para tratar de cerrar la brecha económico-social que puede estar abriendo cada vez más en un mercado de trabajo deficientemente regulado, obviamente la derecha tiene conciencia de clase y cree que un aumento del SMI es algo que va contra ella por lo tanto es menos proclive a introducirla, y la izquierda no puede vender como logro social algo que es obligación moral por simple necesidad social, como indexar las pensiones al IPC porque cualquier cosa que no sea eso sería actuar de mala fe contra los actuales y futuros perceptores de las mismas. Un crimen de Estado, los salarios tienen que subir también con el IPC si no es así el poder adquisitivo de las personas y familias se derrumba y si esto sucede no habrá pensiones para nadie.