Es futuro será sin tener agua asegurada, ni muchos alimentos, con episodios de violencia y regiones devastadas. Dado que no es la primera vez que una civilización colapsa, deberíamos aprender de sus éxitos y errores para abordar nuestro nuevo y sombrío futuro ¿no creen?
En las películas y libros de ficción, el apocalipsis siempre comienza con un suceso que se esperaba, como un lanzamiento de misiles, un virus que se ha escapado, una plaga de zombis con origen difuso, etc, que avanza rápidamente hacia una nueva escala. Algo sucede, y al poco nos vemos empujando un carrito de la compra por una carretera llena de Teslas abandonados, con la escopeta preparada para disparar.
Pero, el catastrófico cambio climático global no es ningún suceso puntual ni nos estamos preparando para luchar contra él. Lo estamos viviendo ahora mismo. En agosto de 2018, durante un verano de incendios forestales y de devastadores récords de calor, el hielo más fuerte y más antiguo del Mar Ártico se rompió por primera vez en la historia, presagiando la agonía final de la espiral de muerte del Ártico.
En septiembre de 2018, el secretario general de la ONU, António Guterres, pronunció un discurso de advertencia: «Si no cambiamos el rumbo para 2020, corremos el riesgo de perder el punto en el que podríamos evitar un cambio climático descontrolado«. Nadie le hizo caso. Ocurrió que durante los meses siguientes, el Gobierno de EE.UU. acabó paralizado por una pelea sobre si construir o no un muro en su frontera sur para mantener alejados a los refugiados y descubríamos que las emisiones de gases de efecto invernadero no han disminuido sino que de hecho se han acelerado; además se produjo una revuelta populista en Francia por el rechazo a un impuesto a los carburantes.
En las primeras semanas de 2019, se publicaron nuevos informes científicos que sugieren que es posible que ya hayamos pasado el punto de no retorno. Otro informe describe cómo los eventos climáticos extremos, como las sequías y las olas de calor, disminuyen a la mitad la cantidad de dióxido de carbono que el suelo puede absorber, lo que significa que el calentamiento global no solo aumenta el clima extremo, sino que el clima extremo aumenta el calentamiento global.
¿Y cual es el futuro? ¿se imaginan como será el aspecto del mundo en 30 años? hagamos un intento…
Año 2050. Las amplias franjas de las costas actualmente habitadas, así como las selvas y desiertos ecuatoriales probablemente serán inhabitables: o estarán bajo el agua o resultarán demasiado calientes para la vida humana. La gente de todo el mundo probablemente habrá visto innumerables desastres climáticos locales y regionales, habrá sufrido grandes crisis económicas mundiales y catastróficas pérdidas de cosechas, y se habrán acostumbrado a actos de violencia aleatorios por ciudadanos enfadados y, a veces, hambrientos, que actúan contra gobiernos cada vez más represivos que luchan por mantener el control. En respuesta a toda esta inestabilidad política, ambiental y económica, algunos pueblos especialmente preocupados probablemente habrán intercambiado su libertad a cambio de promesas de seguridad, mientras que las fuerzas del orden habrán construido muros y los países habrán empezado a luchar por recursos que antes eran abundantes, como el agua potable.
Si las ramificaciones políticas y sociales del calentamiento global son similares a lo que sucedió durante la última gran fluctuación climática, la «Pequeña Edad de Hielo» del siglo XVII, entonces deberíamos esperar una sucesión similar de hambrunas, plagas y guerras. El historiador Geoffrey Parker estima que los efectos de segundo orden del enfriamiento global de 1°C, que comenzó alrededor de 1650, pudo haber eliminado a un tercio de la población humana. Los registros de algunas partes de China, Polonia, Bielorrusia y Alemania indican pérdidas de más del 50% de su población.
No obstante, algunos estudios auguran un escenario peor todavía.
¿Se nos acabó el tiempo?
Fuente y articulo completo: MIT technologyreview – https://is.gd/sFl9A7