El sistema de recogida selectiva basado en contenedores de colores responde a los intereses de Ecoembalajes España, S.A., el sistema integrado de gestión de residuos de envases ligeros. Su objetivo no es tanto “el reciclaje”, como dar cumplimiento a la responsabilidad ampliada del productor, una obligación de quienes ponen en el mercado productos que con su uso se convierten en residuos. Cosa que ocurre con los envases de usar y tirar que depositamos en los contenedores de colores, pero también con otros muchos materiales.
En el sistema integrado de gestión de residuos de envases participan todos los agentes necesarios para mejorar el sistema. Pero la perspectiva actual es una solución de final de tubería: dar salida a los residuos de envases. La información disponible es, precisamente, un conjunto de números gordos sobre reciclaje, pero no tenemos datos sobre toda la cadena de valor de los diferentes materiales que se gestionan y procesan en estos contenedores verde, amarillo y azul.
El problema es que esos datos son cautivos del sistema integrado de gestión, no hay forma de contrastarlos o auditarlos de manera independiente o con un criterio distinto de los propios intereses de Ecoembes. Lo paradójico es que son muchos los agentes que participan en ese sistema de gestión y se encuentran atrapados tanto en la opacidad como en la estrategia de gestión de Ecoembalajes España, S.A.
Así, por ejemplo, los fabricantes de latas de bebidas intentan trasladar a la sociedad el mantra de que 9 de cada 10 latas se reciclan, pero el sistema de recogida en el contenedor amarillo no permite certificar ese dato, ya que pierde la trazabilidad sobre el origen de los materiales recuperados en las instalaciones de clasificación de envases. No hay información suficiente como para asegurar que de cada 10 latas puestas en el mercado nacional 9 han sido efectivamente convertidas en materia prima.
Algo similar, pero mucho más dramático, le ocurre al sector del plástico. Sí, es un material maravilloso, pero ante los evidentes impactos en la salud de las personas y los ecosistemas de todo el planeta, se cierra en banda a una estrategia de comunicación heredada del sistema integrado de gestión de residuos de envases. El resultado es que ante los complacientes datos de Ecoembes tenemos informes en los que se evidencia que estamos reciclando poco más del 25% de los envases de plástico y que una parte indeterminada de los mismos acaba en Malasia.
La solución pasa, como casi siempre en cuestiones ambientales, en dar cumplimiento a los compromisos adquiridos con la Unión Europea y superar la recogida selectiva que hipoteca el modelo de gestión de residuos en España.
El primer paso es sencillo en el caso del plástico, no requiere de modificaciones legales ni de grandes cambios en la infraestructura de recogida y tratamiento. Consiste en pasar de un modelo centrado en los envases de usar y tirar a –aplicando la Directiva 2008/98/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 19 de noviembre de 2008, sobre los residuos– considerar las cadenas de valor de los distintos residuos por tipos de materiales… con este simple enfoque podrían establecerse sistemas integrados de gestión para los diferentes materiales –ojo, ya existe uno, el del vidrio, que funciona significativamente mejor y tiene capacidad de ofrecer información más valiosa sobre sus procesos que el encargado de un concepto tan etéreo como los “envases ligeros”-.
La primera ventaja de contar con sistemas integrados de gestión por tipos de materiales sería que contaríamos con distintos agentes independientes entre sí mirando en el contenedor amarillo, algo que, sin lugar a dudas, arrojaría luz sobre la caja negra en la que hemos convertido actualmente el sistema de recogida de envases.
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Éste es otro mamoneo. Seguro que si les sale más barato enviarlo a Malasia para que lo aboquen allí que reciclarlo aquí, lo deben estar haciendo. Sin controles y la tentación del beneficio rápido… Y nosotros pensando que colaboramos con mejorar el medio ambiente, Jajaja!
El día menos pensado lo sacan en TV como un escándalo, pero es lo que hay si no hay supervisión.
Un saludo.