Carlos Bardem es escritor, actor, guionista, activista y licenciado en historia. Mongo Blanco es su última novela. Acumula un variado registro de trabajos en cine, series… Recientemente ha participado en la grabación de una parte de la primera producción española original de Amazon “El Cid” y en la película “Adiós” de Paco Cabezas, que se estrena en el mes de noviembre. Su actividad no finaliza aquí y aún le queda tiempo para defender la salud del planeta junto a su hermano Javier. Compromiso, valentía y determinación.
Recientemente fue entrevistado a raiz de su última novela y es muy curiosa las respuestas que nos presenta a varias preguntas de actualidad que le son formuladas; pueden ver la misma en su fuente original pulsando aquí si les interesan sus reflexiones, de las que a continuación les expongo un extracto:
PREGUNTA: ‘El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos’. ¿Es esta una época de surgimiento de nuevos monstruos? ¿Bajo qué formas se esconden?
RESPUESTA: Son los monstruos de siempre, el fascismo es un monstruo antiguo que a cada crisis del capitalismo reaparece. Han cambiado los camisas negras, azules o pardas por chaquetas, corbatas y fachalecos, pero lo más peligroso es como se esconden bajo la apariencia de partidos democráticos, como los camuflan y blanquean los grandes grupos mediáticos, como pactan con ellos con otros partidos que se autodenominan constitucionalistas.
PREGUNTA: ¿En qué medida la cultura puede combatir el auge de la ultraderecha?
RESPUESTA: La cultura da referentes positivos, crea ciudadanos críticos. La cultura y la educación hace más difícil que el discurso de odio y las mentiras de la ultraderecha encuentren acogida. El discurso de la ultraderecha es mentiroso, reptiliano en cuanto que no habla a la razón, a la inteligencia, sino a las emociones más básicas, menos evolucionadas, y vinculadas al miedo y la agresividad. Es un discurso que no resiste un análisis inteligente y la cultura fomenta y ordena el pensamiento.
PREGUNTA: ¿A qué nivel relacionarías las condiciones de precariedad actual con el término esclavitud?
RESPUESTA: A la esclavitud se le puede aplicar aquella ley de Lavoisier. No desaparece ni se destruye, solo se transforma. La precariedad en cuanto solo es posible mediante el recorte y desaparición de derechos, nos mete en una zona gris que nos aproxima a la esclavitud. Y lo peor es que nos gobierna gente que lo ve estupendo: “No llaméis contratos basura a los contratos basura, porque hay gente que quiere esa basura”. Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la CCAA de Madrid. Esa es la mentalidad de una negrera.