La economía de la India crece a buen ritmo desde hace más de quince años, sobre un 7% cada 12 meses, por lo que los ricos presuntamente son más ricos cada año, pero en India se respira mal, y entre el millón y medio de muertos anual por enfermedades respiratorias es muy probable que haya algún miembro de castas superiores.
Hace poco en Nueva Delhi han abierto un bar que despacha oxígeno puro. El aire se ofrece en seis sabores: lavanda, limón, naranja, canela, eucalipto y dos variedades de menta, y se puede inhalar en spray o por medio de gafas nasales, como las que usan en los hospitales. «Te aporta energía y te relaja al mismo tiempo«, explica el dueño del negocio.
El sabio capitalismo ha descubierto que con el aire también se liberan mercados, eso si, a precios entre 4 y 7 dólares la dosis. Con un salario medio en la India de 45 dólares mensuales, está claro que el chute de aire puro es un lujo solo para ricos en la ciudad más contaminada del mundo, donde incluso se han llegado a repartir mascarillas entre los niños que van a la escuela aunque los miles que mendigan sus calles se han quedado sin ellas. «No dejo de toser y me arden los ojos», cuenta a Reuters un niño que vende globos entre el tráfico… diez millones de coches en marcha diariamente por la ciudad garantizan de facto clientes al bar del aire y un final temprano a las vidas de la miseria.
Fuente: lasoga.org revista cultural