Da igual, el paripé ya estaba hecho

Da igual, el paripé ya estaba hecho

Durante 12 días de diciembre, IFEMA se convirtió en el centro de la lucha mundial contra la crisis climática. La COP25 intentaba en Madrid cerrar un compromiso de los países para detener el ritmo del calentamiento global, donde más de 30000 personas de todo el mundo pasaron por allí durante las casi dos semanas en las que la incluso prensa internacional estuvo pendiente de lo que sucedía en sus pabellones, por los que caminaban desde presidentes a activistas como Greta Thunberg. Pero cuando los focos de la Cumbre del Clima se apagaron, también lo hizo el fervor medioambiental, dado que el desmontaje de la COP dejó al descubierto unas prácticas poco ecológicas: reciclaje deficiente, contenedores mal utilizados, residuos mezclados.

Las imágenes son elocuentes: contenedores de vidrio repletos de plantas; otros exclusivos para madera que contienen plásticos, restos de telas y todo tipo de objetos sin rastro de madera; contenedores con la leyenda «solo papel y cartón» en los que sobresalen cables acumulados; y otros amarillos, de envases, con trozos de palés de madera y restos de tela. También camiones de recogida con la etiqueta «solo plástico» en los que se ven restos de cartón y latas de refresco.

Pese a las imágenes, una portavoz de la Feria de Madrid –un consorcio constituido por la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de la capital, la Cámara de Comercio e Industria y la Fundación Montemadrid– asegura que no tienen constancia de que se haya producido ningún fallo en el tratamiento de residuos ni que se hayan incumplido recomendaciones ambientales y de sostenibilidad.

Una extrabajadora de limpieza con bastantes años a sus espaldas realizando su labor en IFEMA conoce las prácticas que se realizan: «En los pabellones la basura se divide en bolsas de colores (plástico, cartón y papel, orgánico y vidrio). Incluso las bolsas son reutilizables. Pero el problema viene después: todo lo que has separado, cuando vacías la bolsa, va al mismo contenedor«.

Todos los empleados de limpieza sin distinción –a excepción de los encargados de turno– tienen la misma función: mantener la integridad de los salones, y el traslado de los residuos a los contenedores según han sido asignados en los pabellones para cada feria.

«En Ifema todo esto se sabe. Los montadores, los pintores… nadie recicla, y los limpiadores no tenemos la capacidad de reciclar por todos. Sería en vano. Allí se recicla lo que les interesa reciclar, como la moqueta, que se intenta reutilizar si está decente, o el cartón, porque lo convierten en dinero«, resume dicha extrabajadora, añadiendo que «las bolsas son desplazadas a los contenedores del exterior y una vez llenos los recoge el camión de basura, que generalmente no cuenta con una especificación ni distinción de los residuos que transporta, y si lo hace, igualmente resulta inservible porque ahí va todo con todo. El camión no se sabe exactamente a dónde va a parar, hay distintos puntos de vertederos en Madrid y depende de dónde lo haya recogido se supone que va a dejarlo a uno u otro«

La realidad es tozuda. «Desde fuera podríamos ser conscientes sin mucho esfuerzo de lo que pasa, basta con detenerse un rato en la parte trasera de la feria, donde paran los contenedores y fijarte en el camión de la basura; verás que coge los contenedores y todos son vaciados en el mismo camión«.

Otra de las caras ocultas es el malgasto de comida. Dada la cantidad de visitantes que recibe la feria, el número de alimentos que gestiona es muy alto, y consecuentemente también lo es la cantidad de ellos que acaba en la basura. «He visto camiones repletos de bollos con plásticos, ensaladas en envases de plásticos, bocadillos y sándwiches con plásticos… contenedores de comida que aún no ha caducado o bien caducaban ese día, que son totalmente comestibles pero que no está bien visto ponerlos de cara al público. Hay un desperdicio increíble de alimentos que podrían ser donados para bancos de alimentos, pero solo se hace en escasas ocasiones«, aclara dicha extrabajadora.

 

Fuente:  eldiario.es/sociedad/ficticio-reciclaje-interior-IFEMA-sale_0_976052768.html

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3 comentarios

  1. Bueno, así es como funciona el mundo ahora, con marketing. Falconeti se trajo aquí la cumbre para así desviar la atención de otros asuntos que le afectan más directamente.
    Para salvar al ser humano de su propia aniquilación hay que «involucionar», usease, vivir como se hacía antaño, siendo parte del medio, no ajeno a él. Cuentos chinos como el de que el coche eléctrico va a revertir el escenario se caen con unos simples números. Son tan solo soluciones que cambian el problema de lugar pero que no lo arreglan. La pregunta es: ¿está el ser humano dispuesto a evolucionar hacia atrás en cuanto a lo que a forma de vivir se refiere? Yo tengo la respuesta muy clara y es… NO. Por lo tanto, por mucha cumbre que hagan el destino está marcado. Sin querer ser catastrofista.
    Un saludo.

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