En un texto que puede considerarse histórico en el mundo médico y al que han denominado «Declaración de Great Barrington», reclaman una vuelta a la normalidad para la población, con excepción de los grupos más vulnerables, y una carrera hacia la inmunidad de grupo como receta básica, minimizando otros impactos colaterales para la salud.
En el documento defienden la necesidad de una «protección enfocada», ya que, a su juicio, «las políticas de bloqueo actuales están produciendo efectos devastadores en la salud pública a corto y largo plazo». Según denuncian, «los resultados incluyen tasas más bajas de vacunación infantil, empeoramiento de los resultados de las enfermedades cardiovasculares, menos exámenes de detección de cáncer y deterioro de la salud mental, lo que lleva a un mayor exceso de mortalidad, con la clase trabajadora y los más jóvenes de la sociedad con la carga más pesada».
Los epidemiólogos alertan del «daño irreparable» que acarrearán estas políticas para los más desfavorecidos, y recuerdan que «la vulnerabilidad a la muerte por Covid-19 es más de mil veces mayor en los ancianos y enfermos que en los jóvenes». De hecho, para los niños, apuntan, la Covid-19 es mucho menos peligrosa que enfermedades como la gripe. Los expertos se posicionan así en favor de una de las dos posturas en las que se ha dividido la forma de luchar contra la pandemia: la que defiende medidas más selectivas y, por tanto, diferentes de las que se aplicaron en la primera oleada, frente a la que postula confinamientos estrictos y una línea dura. Estas posturas estarían encarnadas en España por la Comunidad de Madrid y el Gobierno, respectivamente.
Los firmantes remarcan, además, que mantener fuera de la escuela a los estudiantes es una grave injusticia, e insisten en la importancia de la inmunidad: «A medida que aumenta, disminuye el riesgo de infección para todos, incluidos los vulnerables. Sabemos que todas las poblaciones alcanzarán eventualmente la inmunidad colectiva, es decir, el punto en el que la tasa de nuevas infecciones es estable, y que esto puede ser asistido por una vacuna, sin que dependa de ella. Por lo tanto, nuestro objetivo debería ser minimizar la mortalidad y el daño social hasta que alcancemos la inmunidad colectiva».
Según apuntan, el enfoque más compasivo que equilibra riesgos y beneficios de alcanzar esa inmunidad colectiva es permitir que aquellos que tienen un riesgo mínimo de muerte vivan sus vidas normalmente, para desarrollar inmunidad al virus a través de una infección normal, mientras se protege mejor a los que están en mayor grado de riesgo. A esto le denominan «protección enfocada». Los expertos aconsejan que las personas jubiladas que vivan en su domicilio reciban alimentos esenciales y alimentos dentro de él. Cuando sea posible, apuntan, deben reunirse con los miembros de la familia afuera en lugar de dentro.
A las personas que no son vulnerables se les debe permitir reanudar inmediatamente la vida con normalidad. Todas ellas deben lavarse las manos y quedarse en casa cuando estén enfermas. También aconsejan que escuelas y universidades estén abiertas a la enseñanza presencial y que se reanuden las actividades extraescolares como los deportes. La declaración está firmada por especialistas de la talla de Martin Kulldorff –profesor de Medicina en la Universidad de Harvard-, Sunetra Gupta –epidemióloga de la Universidad de Oxford-, o Jay Bhattacharya –profesor de Stanford-.
Fuente y articulo completo: larazon.es – https://is.gd/hCBZgY