Al final de su vida, muchas personas terminan atrapadas sin remedio en un sistema hospitalario; aunque la mayoría prefieran morir en su casa, son muy pocos quienes logran pasar sus últimos momentos en la intimidad de su familia tal y como al menos pretendian.
A pesar de que la medicina moderna hace posible que las personas vivan cada vez más tiempo, la realidad es que las clínicas pueden ganar mucho dinero (y de hecho lo hacen) gracias a los enfermos terminales, especialmente en las unidades de cuidados intensivos. En uno de estos lugares trabaja el médico Uwe Janssens, a quien le parece miserable que el aspecto económico suela tener tanta prioridad.
El siguiente documental toca un asunto tabú de la sociedad occidental; ¿cómo se puede salvar a las personas del sistema hospitalario y, aun así, proporcionarles la atención médica que necesitan y quieren?
Es curioso.
Con el paso de los años, las personas van ganando experiencia y «sabiduría».
No obstante, cuando son mayores, y por tanto, están en «la parte alta de la curva del conocimiento y de la sabiduría» que han adquirido a lo largo de toda una vida, se les trata como a niños y se les niega el derecho a decidir por ellos mismos acerca de como gestionar el final de su propia existencia.
Algunos lo camuflan bajo el lema pro-vida, cuando en el fondo hablamos de negacionistas de un derecho fundamental del ser humano.
Buenas tardes,
Aquí el debate debería ser quién termina con esa vida, porque lo que algunos pretenden es que el médico no pueda declinar esa función y que sea obligatorio realizar la eutanasia. Una vez haya acuerdo en que es un derecho, querrán obligar a garantizarlo a quien ha jurado preservar la vida…
Saludos,