A medida que el crecimiento de los salarios lucha por seguir el ritmo de la inflación de los precios de las viviendas, comprar una casa se ha sentido cada vez más fuera del alcance de millones de estadounidenses recientemente, una tendencia que ha estado en curso durante las últimas 3+ décadas.
De hecho, en 2023, una casa típica en Estados Unidos costará a los compradores 4,9 veces el ingreso medio. Eso es un aumento del 50%+ sobre la relación precio-ingreso de 3.1 veces promediada en 1990 y solo ligeramente por debajo de la cifra récord establecida en 2022, según un nuevo análisis del Centro Conjunto de Estudios de Vivienda de Harvard.
Además, este es un fenómeno que está ocurriendo en casi todas partes: la friolera de 378 de las 384 áreas metropolitanas estadounidenses (98,4%) que Chartr analizó a partir del informe de Harvard experimentaron aumentos entre 1990 y 2023. Sólo 2 áreas reportaron una relación entre el precio de la vivienda y el ingreso medio que fue la misma que en 1990 y solo 4 reportaron una disminución.
La inflación sigue siendo el factor en la forma en que los estadounidenses perciben la economía, y el costo de las casas es un factor importante en ese sentimiento. En todo Estados Unidos, los precios de las viviendas han aumentado un 47% desde principios de 2020 y se han duplicado con creces desde 2010, según los datos de la NAR citados en el informe.
Si bien la construcción de casas nuevas ha caído a un mínimo de 4 años, también hay menos casas existentes que ingresan al mercado. El aumento de las tasas de interés ha creado un efecto de «esposas doradas», desalentando a los propietarios de viviendas a vender y asumir hipotecas nuevas y más caras. Además, más casas son propiedad de generaciones mayores que tienen menos probabilidades de mudarse. Todo esto ha culminado en una cruda realidad: ahora se necesita un ingreso anual de $100,000 para pagar una casa de precio medio en casi la mitad de todas las áreas metropolitanas.
¿Y los inquilinos? La mayoría de ellos ya están declarando muerto el sueño americano de ser propietario de una vivienda.