
Europa tiene un gran problema. Sí. Y no es Rusia ni los rusos. Ni tampoco «los chinos«. Y ni siquiera los «americanos» de Trump… No, todos «estos» son problemas o problemillas, pero no son realmente ninguno de ellos un «gran» problema. El gran problema europeo es su «élite» política y mediática. Sí, esa «troupe» circense de políticos, pensadores y «comunicadores» que no solo nos dicen qué debemos pensar, sino que decide por nosotros qué debemos hacer, y de la que, además, no hay manera democrática de librarse por la sencilla razón de que no han sido elegidos democráticamente, ya que esa Europa de la que tan orgullosos estamos es objetivamente menos democrática que Rusia o China (y sí, ya sé que existe ese rimbombante y teatral, pero inútil Parlamento Europeo). Recordémoslo, ni a Von der Leyen ni a su grupo de auténticos comisarios (que tienen más poder real sobre nuestras vidas de los que nunca pudieron soñar los «comisarios» políticos en la Unión Soviética) tampoco el «pueblo europeo» los ha elegido democráticamente de forma directa
El castellano (y supongo que también los otros idiomas españoles, o sea, el catalán, el gallego y el vasco) tiene una maravillosa palabra que describe con absoluta precisión a los miembros de esa élite europea: ASUSTAVIEJAS. Y es que cualquiera que tenga dos dedos de frente y lleve ya un cierto tiempo sin necesitar abrazarse a un osito de peluche para dormir, es decir, cualquiera que no sea parte de esa élite política y cultural, sabrá sin mayores explicaciones que no hay mejor término que ese para calificar el comportamiento del que hacen gala TODOS los que «pintan» algo en el mundo periodístico y político europeo.
Señalar que para un «asustaviejas» como Macron o Starmer o «la Von der Leyen» o Sánchez y demás (y también los Feijóo y los periodistas de guardia), los argumentos lógicos nada valen, nada cuenta. De nada sirve recordarles que Rusia o «los rusos» carecen de una causa eficiente (un porqué) y de una causa final (un para qué) que para Aristóteles y los escolásticos medievales pudieran dar cuentas, explicar y justificar, el atacarnos a los de que vivimos en Europa. Puestos a disfrutar de la Costa Brava, y como bien ya lo saben, les resulta mucho más económico venir de vacaciones y comprar propiedades que invadirnos militarmente.
Tampoco les vale a los «asustaviejas» que llenan todos los medios señalar que los rusos son relativamente muy pocos y débiles de modo que, aunque fuesen obligados a «invadirnos» por sus líderes (no por cierto, por el malvado Putin al que se le acusa en Rusia de manifiesta debilidad) sencillamente, no podrían hacerlo, pues carecen de la capacidad técnica, logística, militar y económica que ello exigiría. Pero eso les da igual a los asustaviejas, pues como enseña la Teoría de Juegos, el mejor método para hacer pasar por verdadera una mentira es creérsela uno mismo, de forma que para asustar creíblemente a nosotros las «viejas» de Europa nada mal les viene bien a las propias élites europeas que el asustarse a sí misma, el creerse sus propios cuentos y mentiras. No sé. Me da, pero esto es solo un pálpito, que ni Sánchez ni Macron se creen demasiado todos esos cuentos de la amenaza rusa, y si se apuntan a la tarea de asustar viejas es porque sacan de ello un rédito político en sus propios países, pero está claro que hay muchos que sí se lo creen empezando por la más «vieja» de todas, «la» Von der Leyen, una auténtica de libro, de esas de mesa camilla a la que también no dudarían en juntarse Merz y Tusk y muchísimos otros.
Todo esto no sería problema si todos estos personajillos de zarzuela solo lo fuesen tal. O sea, si esto fuese una zarzuela. El problema es que no lo es; que sus opiniones y decisiones impactan y muy mucho en nuestra realidad. Por ejemplo, en la realidad económica.
Desde siempre los economistas han advertido que el motor del crecimiento económico y del bienestar está en la inversión. Es la inversión el motor de todo. Los economistas han sabido también que la inversión (privada) es muy volátil, es decir, que las decisiones de inversión no son nada mecánicas, nada semejantes a un «mecanismos de tipo estímulo-respuesta«. Cierto, la inversión (privada) responde positivamente a la caída en los tipos de interés, a un entorno fiscal más favorable o a la existencia de un marco institucional que garantice la seguridad jurídica y la libertad de disfrutar de los rendimientos de las inversiones caso de que estos se den. Pero, fundamentalmente, toda inversión en la medida que es una apuesta cuyo resultado se plasmará en el futuro, depende de cómo se prevea ese futuro, de modo que si ese futuro se prevé más oscuro, más negro, da igual que baje el tipo de interés o aumente la seguridad jurídica, la inversión caerá. Y es que si el futuro se ennegrece no merece la pena jugársela. Invertir es, por tanto, jugársela. Y no a cara o cruz. No, porque al tirar una moneda uno al menos ya sabe que hay un 50% de probabilidades de que salga cara y un 50% de probabilidades de que salga cruz. No, las probabilidades de que una inversión tenga éxito o no, no son así de cuantificables. Son inciertas, inseguras, dependen de una miríada de factores y circunstancias
Dicho con otras palabras, las decisiones de inversión se producen siempre en un marco de incertidumbre esencial, pues nadie es capaz no solo de predecir el futuro, sino siquiera de asignar probabilidades bien fundamentadas a los posibles escenarios. Pero de una cosa uno puede estar seguro, y es que de sí quienes con su comportamiento afectan directamente a las probabilidades de que se den u ocurran los distintos escenarios, o sea, las élites, son unos asustaviejas, como ahora está ocurriendo en Europa la «cosa» se pone más turbia, más espesa, más negra, para los que han de decidir hoy si se arriesgan a invertir o no. Y es que, si el futuro «pinta mal«, más vale posponer las decisiones de inversión a ver qué pasa. Dicho de otra manera. La Comisión Europea en Bruselas y sus adláteres (las clases políticas y mediáticas en los países europeos) se han convertido hoy por hoy en los enemigos de la economía y el bienestar de Europa, pues por su política asustavieja está afectando negativamente a la inversión en Europa.
Ustedes dirán que la inversión pública en defensa que dice va a hacer Europa estimulará directamente la economía europea a través del estímulo del sector militar, pero ello es falso por dos razones: Por un lado, ello sería cierto en situación de desempleo masivo de recursos, cosa que hoy no es el caso, y en segundo lugar, y como ya se ha repetido, el sector militar europeo es un sector económico relativamente pequeño, de modo que esos gastos en defensa acabarán en buena parte yéndose a los Estados Unidos. No parece, pues, que puedan compensar el efecto negativo que la política asustaviejas tendrá en la inversión privada. Por cierto, cabe aducir adicionalmente un efecto seguro de esa política asustaviejas, y es que desviará la inversión europea, ya que, puestos a invertir, los inversores europeos preferirán hacerlo en países serios y seguros sobre los que no pese la amenaza de guerra, como por ejemplo, los Estados Unidos de Norteamérica.
En suma, que lo que está haciendo la élite política y mediática europea con sus cuentos de asustaviejas es machacar a la economía europea y beneficiar a las economías rivales, como la norteamericana o la china. ¡Señor! ¿Qué hemos hecho para que, nosotros, los europeos, nos merezcamos a Sánchez, Feijóo, Macron, Starmer, Merz, y demás?
Y lo peor es que, al final, quizás tengan razón y nos los merezcamos. Que las políticas y culturas instrumentadas tanto por la estúpida derecha fascistoide como por la no menos estúpida izquierda parroquial, han acabado con la antigua por vieja por edad, pero sabia y descreída y escéptica Europa, el orgullo y esplendor del mundo. A mi wasthap me han llegado mensajes de conocidos –no amigos– ya muy escasos de neuronas -o sea, «viejas«- que se han tomado en serio (o sea que se han asustado como auténticas «viejas») lo del delirante kit de supervivencia para 72 horas que nos quieren hacer comprar y, en general, lo de la amenaza de los rusos. Y llevan incluso a gala el ser unos buenos y conscientes europeos y andan ya preparando su kit y te mandan fotos del mismo. Sí, quizás ya los europeos seamos mayoritariamente viejas de mesa camilla deseosas de asustarse. Europa, descansa en paz.
Artículo original y completo en https://www.rankia.com/blog/oikonomia/6768028-asustaviejas-comision-europea-sus-secuaces
Este es el clásico caso de reasignación de dinero que se detrae a los ciudadanos y se adjudica al sector del armamento.
Y, como de costumbre, los políticos aprovechan la confusión para llenarse los bolsillos.
Como habitualmente, los contribuyentes miran y agachan la cabeza.
Un plan sin fisuras.
Bueno,lo de la inversión creo que puede estar garantizado,como dijo el ministro de economía francés,hay muchísimos millones en cuentas,en toda europa, más los activos rusos,que se podrían usarse a la inversión, amén de que les digan a las empresas que tienen que invertir,las que puedan se irán,y las que no pasarán por el aro,la solución la tiene el pueblo unido,pero eso es una quimera,hasta que no te quede nada,no reaccionaremos,y no se puede hacer nada,si no salimos todos,osea no un millón si no el 80% de los europeos.
Estamos en manos de unos impresentables, que no lo pueden hacer peor.
¡Qué bien funciona la relación de artículos al final del escrito! Felicidades.
Ello me ha permitido leer la entrada publicada el 17/03/2014. Acierto total, hace 11 años.