La crisis ha despertado si cabe aún más las suspicacias y recelos que hay con los liberados sindicales que cohabitan en las empresas. Para muchos hay bastante oscurantismo en cuanto al número exacto de personas que trabajan bajo esta denominación, porque, he ahí una de las críticas, no pisan el lugar de trabajo.
Los liberados sindicales son aquellos a los que sus compañeros ceden sus horas de representación a la que tienen derecho en función de la legislación para liberarles de ir a trabajar, destaca este domingo el suplemento Mercados de El Mundo en un artículo donde analiza la profesión del liberado sindical.
La carrera de los líderes sindicalistas
Por ejemplo, José Ignacio Toxo ha sido liberado sindical hasta el 2005. Entonces se produjo la liquidación de Izar, la empresa de astilleros en la que trabajaba. Al ser despedido fue dado de alta en el sindicato, donde era secretario general de la Federación Minerometalúrgica.
En el caso de Méndez, éste lleva treinta años alejado de la actividad laboral fuera del sindicato. En 1980 fue elegido secretario general de UGT en Jaen, actividad que compaginó como parlamentario en Andalucía bajo las siglas del PSOE. Tras convertirse en secretario general de UGT, en 1994, sustituyó a Nicolás Redondo.
Las ventajas sindicales
Pero la historia de Toxo y Méndez se repite, abunda Mercados, que recuerda cómo cientos de mandos de los sindicatos, conformados por personas alejadas de las empresas, siguen cobrando un salario. Y no sólo eso, aún va más lejos cuando subraya que eso no impide que ese sueldo de la empresa lo agreguen al que en ocasiones, les paga el sindicato o al que perciben por participar en organismos como el Consejo de Económico y Social.
Y luego están las bolsas de horas sindicales. Otra de las prebendas de las que disfrutan los delegados sindicales de las empresas, remarca Mercados.
No son pocas las quejas que existen entre los compañeros de los delegados de personal, cuando se comprueba que esas horas sindicales se disfrutan en días como, por ejemplo, el viernes día 4 de junio, teniendo en cuenta que el día 3 fue fiesta en Madrid y hubo quien al día siguiente se acogió a horas sindicales.
Otra ventaja adicional y nada desdeñable, matiza El Mundo, en una coyuntura en que más de dos millones y medio se ha ido a la calle es que los respresentantes sindicales en las empresas son los últimos que salen en caso de despidos.