Lo de Japón es de antología, han resucitado de sus propias cenizas, son verdaderamente lo más avanzado de nuestra civilización humana, ellos no tienen un gobierno dictador como el Chino ni un sistema capitalista donde si no trabajas no comes, ellos tienen un código de honor y de principios vitales que los hace capaces de todo en muy poco tiempo, una generación engrandece a la siguiente, y así sucesivamente en el tiempo.
Su memoria genética es brutal, su capacidad adaptiva animal, su orden es militar, de su estructura laboral ni hablamos, cada Japonés es formado no para un trabajo sino para una misión socio-económica superior, la empresa es concebida como parte activa del Estado, lo que un japonés recibe a cambio nada tiene que ver con lo que produce, su eficiencia es tal que el valor añadido y calidad que aporta cada producto terminado es un bien nacional no la firma.
Es decir un trabajador de Toyota o de Sony no da su tope porque le paga la empresa, da su tope porque no quieren que se asocie a Japón la idea de que Toyota no es un gran vehículo ¿entendéis tan tremendo código de honor? es como si un trabajador encargado de curar jamones lo hiciera primorosamente porque de su jamón dependerá el concepto que va a tener un Búlgaro de España, no de navidul.
Tampoco todo lo que reluce es oro, las metidas de pata de sus gestores públicos, los fallos de su sistema de producción, el abuso de las oligarquías económicas del país también han acarreado errores notorios, por ejemplo ellos desde 1.990 son bajistas, la calidad de sus productos terminados no se han traducido en riqueza para sus inversores en renta variable, pero si para sus industriales que viven como auténticos señores feudales.
Viendo a los países latinos de la U.E. y viendo a Japón o Alemania un servidor cree fervientemente que no fallan las personas, falla nuestro sistema de producción, nuestro mercado laboral y la relación entre los agentes económicos, todos tiran para si mismo, unos para ganar el máximo con el mínimo coste y otros para evitar ser explotados, pero nadie piensa que por encima de todo está el país, su economía y su ubicación dentro del concierto internacional, en eso, en España no piensa nadie. Y así nos va.