La actitud inglesa con relación a Europa es la misma que la de USA con relación a Sudamerica, el de sacar todo lo que se pueda dando la mínima expresión. Para ellos nosotros somos su mercado, un sitio donde ellos nos venden cosas y servicios, a cambio ellos importan lo que no tienen, ellos no se han sentido nunca parte de Europa o europeos, ellos se sienten por encima, ellos son “la isla” como de una Atenas se tratara, ellos son la metrópoli nosotros la periferia y el comportamiento de Cameron ha sido la muestra de todo esto.
Desde luego en U.K. le han aplaudido su postura, como conservador que es dista mucho de las posturas tomadas en su día por el laborista Blair que fue más integracionista, Camerón llegó, vió y vetó, las argumentos Merkelianos los califico de inaceptables e ignoró a la mayoria de Estados miembros que esperaban que el Primer Ministro inglés complicará aún más las cosas con la urgencia de soluciones que hacen falta poner sobre la mesa.
En un primer momento cuatro paises parecieron seguir su línea de levantarse de la Eurocumbre pero al final tres dieron marcha atrás y dijeron que ratificarían lo que se acordase dejando al mandatario inglés solo frente a todos, a un servidor le gustaría que la Unión Europea le diera una soberana lección a Inglaterra, un tratamiento especial si, desde luego que si, pero tan especial que les costara dinero a ellos y no a nosotros, comisiones y tasas extras por tráfico mercantil entre empresas de la isla y el continente, cargos adicionales y otras argucias para hacerles pagar que no se pueden dar la espalda cuando vienen verdes y poner las dos manos y un saco cuando vienen maduras.
Si ellos no se sienten europeos que se les segrege de la Unión, nada de fueros especiales, de respeto a su moneda entre otras excepciones como si ellos perdieran en el intercambio con nosotros, ellos son los que ganan y quienes nos necesitan no nosotros a ellos, entonces que rompan relaciones, pero eso de tratarnos como un Barco que se hunde y ellos salir de él como las ratas merece un castigo; y un castigo económico se puede articular de mil sibilinas maneras.