La Guerra contra la crisis está perdida

Os reporto un articulo de Jorge Valin y os recomiendo de rebote su website,  desde luego su pluma es una bocanada de aire fresco en un contexto totalmente viciado,  su visión pragmática de la realidad nos hace comprender que las soluciones que se están poniendo sobre la mesa no son más que grilletes para impedirnos salir de la cárcel que supone nuestra  crisis.

Austeridad. Interior gasta 1,6 millones de euros en artefactos lacrimógenos. Suficiente para empezar una guerra. Los partidos políticos reciben más de 20 millones en subvenciones. Diez millones de euros para la reintroducción de osos en el Pirineo. Dieciséis millones de euros en atención a los inmigrantes. España gasta 6 millones en la Embajada en Rabat. ¿Qué entienden los políticos por austeridad? ¿Recortar sueldos, pensiones y sanidad? Alemania ha recaudado más dinero que nunca y sigue teniendo déficit. El discurso de la austeridad es de los mayores engaños de esta crisis.

Recortes. El ciudadano es un yonki del Estado. Depende de él en Justicia, Medicina, Educación, Desempleo, Jubilación. Los recortes solo hundirán el poder adquisitivo de la población si el Gobierno no da salidas reales. Y la solución real es abrir totalmente los sectores gubernamentales a la libre empresa. Una demanda insatisfecha ha de ser saciada con nuevos servicios privados de Educación, Medicina, Justicia y Seguros. Más empresarios, más empresas, más trabajadores, más oferta, más servicios y más diversidad de mercado. Algo así no está en manos del Gobierno.

Liquidez por un tubo. Sustituir los QE americanos por «las operaciones de financiación a largo plazo» europeo solo crea una falsa sensación de recuperación. El peso del Banco Central Europeo representa el 30 por ciento del PIB europeo. El de la Reserva Federal, a pesar de todas sus inyecciones, es del 20 por ciento. Inundar el sistema de deuda, cuando ese fue el origen de la crisis, solo hace que alargar el problema. Qué paguen los ricos. Si el Gobierno criminaliza a los ricos, lo único que conseguirá es que se trasladen a otros países. La venta de coches de lujo ha batido récords, pero no en Europa, sino en Rusia, China y la India. Echar a los ricos de aquí significa que solo se quedarán los pobres.

Subida de impuestos. De forma directa: los impuestos son un robo. Nadie tiene derecho a quitarnos mediante las amenazas y extorsión el producto de nuestro trabajo ni dinero. A más impuestos, menos riqueza, menos ahorro e inversión, más cierres empresariales, más desempleo y más fugas de capitales. El robo nunca es una buena política económica.

Tecnócratas. El peor enemigo de la crisis es el emprendedor ya sea en su forma de empresario o trabajador productivo. El tecnócrata solo trabaja para aumentar los rendimientos del Gobierno. La URSS era un país de tecnócratas que no tenían ni idea de las necesidades humanas. Ahora lo consideramos una de las peores tiranías de la historia. Europa y España van por el mismo camino.

Mantener el Estado del Bienestar. Los recortes, no solo son inútiles desde su planteamiento teórico, sino que empeoran cuando los aplican. Suben los transportes públicos y después plantean que no se haga a los pobres. Lo mismo con la Sanidad. Es decir, solo los listillos se salvarán, que en este país poco tienen que ver con los ‘pobres’ de verdad. Todo el peso de los recortes va a recaer en la clase media y el ahorro estatal brillará por su ausencia.

Las soluciones políticas son erráticas. Recortan lo que no deben, expulsan a los ricos, pero subvencionan a los súper ricos con cañonazos de liquidez y rescates. El gran agujero del Estado del Bienestar —el del parasitismo crónico— lo fomentan con excepciones para no perder votos. Dejan nuestro futuro en manos de tecnócratas que solo acatan órdenes de lobbies y crujen a la clase media a impuestos. ¿Le extraña que el mercado negro sea la economía de mayor crecimiento? Es la única salida realista. También en Portugal, a raíz de las últimas medidas. Y como dijo Rajoy, «España va a hacer algo parecido a lo que ha hecho Portugal». No sabe cuánta razón tiene señor Presidente.

Jorge Valín, miembro del Instituto Juan de Mariana. www.jorgevalin.com

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