Nadie les niega a los grandes empresarios de este país su valía personal y profesional, su lucha diaria, su fe, el millón de horas de dedicación y sacrificio, y sobre todo que lo que tienen es porque lo han ganado luchando contra todo y todos cada uno en su actividad, en su sector, en su especialidad vaya esto por delante porque tampoco se puede criticar a nadie por ganar muchos millones porque nosotros no seamos capaces de ganarnos un puñado de euros.
Ahora bien, cuando se traspasan ciertos umbrales de riqueza el empresario deja de ser persona y se convierte en modelo social, cuando se es rico tú debes enseñar lo que sabes para que otros lo intenten también siguiendo tus pasos, pero claro ello encierra también una obligación moral para con la sociedad, debes ser una persona modelo, un empresario modelo, un cumplidor modelo de todas tus obligaciones, en definitiva llevar una vida modelo ya que has sido premiado con todos los parabienes de la sociedad de consumo.
Lo que no puedes hacer es por delante ser un modelo de virtudes y por detrás un catálogo de todos los vicios, no puedes contratar a empleados en precario, falsear contratos, desviar dinero a paraísos fiscales, tener tu domicilio fiscal en un país exento de impuestos, defraudar, esconder dinero al fisco, valerte de productos financieros opacos, de equipos de asesores financieros que busquen donde esconder hasta el último euro. Lícito es desde luego para eso está la Ley para tratar de aprovecharse de ella, pero cuando se tiene tanto es hasta feo no presumir de contribuir.
Cuando uno gana brutalmente más que el resto de los mortales y nuestro patrimonio es totalmente suficiente como para vivir bien un montón de vidas se ha de cambiar las prioridades en vez de tratar de pagar lo menos posible, hay que tratar de crear riqueza y valor, investigación y desarrollo de la actividad, expansión del proyecto por el mundo, orientarse hacia la filantropía, hacia la obra social a pasar por esta vida con un benefactor y no como «un chorizo» o como «un vampiro» que se aprovechó de todo lo que se le puso por delante.
En tiempos como los actuales la sociedad necesita gestos, necesita modelos, necesita ver que los ricos también lloran y que los fuertes también pierden, ahora es cuando ellos debieran decir cierro mi SICAV y compro X cosa, o invierto en Y , o abro otro negocio, o contribuyo de tal manera para mejorar la situación, o dono, o regalo, financio proyectos, o pongo una beca ahora que el Gobierno las quita … gestos, señales, ánimo eso es lo que necesitamos sentir, ver y oír la plebe.
Si callan y no se les ve , ni se les oye solo significará una cosa, que están apostados cuales buitres esperando que el Gobierno termine con nosotros para luego ellos aprovechar toda la carroña, si el estado nos va dejando cada vez más desprotegidos los mayores beneficiados serán ellos por la simple ley del máximo beneficio al mínimo coste, pero claro, en una sociedad pobre y desprotegida socialmente es una sociedad que no consume, que no gasta, que solo compra lo que necesita para vivir. así que al final los perjudicados seremos todos en todo.
Como no suelen venir ninguno por mi casa a tomar un café a mí no me van a oir, pero cuándo acudan a cualquier acto público pediría a los periodistas, que están en mi bando social, que les preguntaran SÓLO sobre lo que has dicho «no puedes contratar a empleados en precario, falsear contratos, desviar dinero a paraísos fiscales, tener tu domicilio fiscal en un país exento de impuestos, defraudar, esconder dinero al fisco, valerte de productos financieros opacos, de equipos de asesores financieros que busquen donde esconder hasta el último euro»