Esperemos que NO sea la norma, pero sin duda resulta, cuanto menos, «curioso» que un alcalde –y más de una localidad relativamente grande por las fuentes indicadas más abajo, donde supuestamente y por su «oficio» político al menos debe tener don de gentes y de palabra, así como de improvisación-, pronuncie un discurso «con apuntador» detrás, de rodillas y escondida…
Fuente: ecorepublicano