Y si eramos pocos, habló el primo que no tenía que hablar, si era ya insoportable la presión que tenía encima la Casa del Rey ahora con las confidencias contadas por David Rocasolano en el libro “Adios, Princesa” (de inminente salida a la venta) un presunto aborto de Dña. Letizia Ortiz antes de su relación sentimental con el Príncipe deja tocada la imagen de nuestra futura Reina.
Parecían a salvo los Príncipes de Asturias de la quema ante la opinión pública pero con esto quedan salpicados y no por el hecho del aborto en si , por la forma de hacer las cosas porque al parecer la pareja real le pidió a este familiar de Letizia (por ser su abogado) la destrucción total para evitar futuros rastreos de tal hecho con lo que su declaración tiene un plus adicional de credibilidad.
Lo dicho, malos tiempos en la Casa del Rey, servidor piensa que el primo de la Princesa es un redomado sinvergüenza que la ha vendido por un plato de lentejas creo que hubiera ganado más por su silencio que por poner tales trapos sucios a orear en un libro con afán oportunista y por un puñado de euros que como dicen en mi tierra su prima estará deseando que se los gaste en medicinas.
Lo realmente doloroso para Letizia (y Felipe) es dar su versión de los hechos a sus reales suegros si no lo hizo en el pasado, y vamos a desear que la entiendan a ella y a su hijo Felipe por omitirles esta historia que en realidad como a toda pareja solo le importa a ella y a nadie más, pero claro en estas cosas de palacio lo personal se sacrifica por el bien de lo Real.
Lo que tampoco podemos ser los españoles es inquisidores oficiales, o la Francia de Robespierre con la nobleza, Letizia no tiene sangre azul por lo tanto tuvo novios, ex-marido y si abortó queriendo o sin querer, bebió de más en una fiesta o se “colocó” de lo que fuese, es su vida no la nuestra, su cronometro empezó a funcionar desde que el Príncipe anunció su compromiso con ella, antes ninguno tenemos derecho a sojuzgarla ni por activa ni por pasiva.
Con esta noticia que ha salido en multitud de medios si podemos decir con la boca llena que nuestros futuros Reyes se casaron «por amor» y eso bien merece un voto de confianza de los españoles a la pareja. No soy monárquico pero mojigato tampoco.