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Dinero oxidable: el milagro de Wörgl
El primer “experimento de la moneda libre”, vió la luz entre la primavera y el verano de 1932 en Wörgl, comunidad que se encuentra en la región del Tirol, en Austria. El trasfondo venía dado por la crisis de la economía mundial con sus terribles consecuencias, entre 1929 y 1933, el comercio mundial disminuyó en un 60%, y el flujo internacional de capital retrocedió hasta en un 90%. Una de las consecuencias más graves de la crisis de esa época fue el crecimiento acelerado del desempleo masivo y la pobreza, que también dejaba indefensa a la pequeña comunidad de Wörgl (el desempleo en Austria de entonces se ha calculado en 24.7 %). Muchos de los habitantes de Wörgl habían perdido sus fuentes de ingreso. Wörgl, como muchas otras ciudades, se encontraba al borde de la insolvencia.
El alcalde de Wörgl, Michael Unterguggenberger (1884-1936), quiso buscar una solución y decidió poner a prueba un experimento monetario. Las bases en las que este experimento estaría basado, y particularmente el concepto de “freigeld” (dinero de economía libre, o dinero de circulación garantizada, al que nos referiremos aquí como “dinero libre”) ya habían sido proporcionadas por la teoría de la economía libre, desarrollada por Silvio Gesell. Unterguggenberger se dió cuenta que la gente no podía cubrir sus necesidades solo por la ausencia de dinero. Unterguggenberger pretendía cambiar esta situación con la introducción de dinero local (llamado “billete de aseguramiento del empleo”, o “billete-AB”, por sus siglas en alemán) cuya característica consistía en que éste perdería regularmente en valor con el paso del tiempo, tal como lo hace un bien real: una manzana se pudre, un neumático se desgasta, el metal se oxida, una canción pasa de moda. Es decir se pone al dinero al mismo nivel de la riqueza creada con las manos y con la mente de la gente. La pérdida en valor de estos billetes (1% mensual) estimularía a los habitantes a hacerlos circular, a fluir. Se estipulaba que cada mes transcurrido desde la emisión del billete los habitantes debían adherir un nuevo sello, indicando un valor del 1%, para que estos siguieran siendo válidos (ver fotografía).
Cuando todo estaba listo para la introducción de esta revolucionaria forma de dinero, el 5 de Julio de 1932, Unterguggenberger se expresó de la siguiente manera:
“La lenta circulación del dinero es la razón principal de la parálisis económica que estamos viviendo. La riqueza se escapa cada vez más rápido de las manos de quienes la producen, para escabullirse en los canales generadores de interés y acumularse en las manos de aquellas pocas personas que ya no lo devuelven a los mercados reales, sino que lo acaparan como medio de especulación”
Se debe aclarar que Unterguggenberger introdujo el “dinero libre” de forma paralela al Schilling, la moneda austriaca, y la adopción de éste por los ciudadanos fue estrictamente voluntaria. Únicamente los empleados de la comunidad cobrarían primeramente 50% de su sueldo en forma de billetes AB, cantidad que después se incrementaría al 75%. Además de esta medida, el alcalde de Wörgl creó un programa de promoción del empleo en donde se contrataría a los numerosos desempleados y se les pagaría en su totalidad con los billetes AB. La iniciativa de Unterguggenberger encontró gran aceptación entre los trabajadores, artesanos y comerciantes de la comunidad, quienes aceptaron con gran expectación los billetes AB. Después de poco tiempo se empezaron a sentir en Wörgl las consecuencias positivas de esta acción. La velocidad con la que el dinero “fluía”, es decir, la velocidad con la que cambiaba de manos, se incrementó significativamente, así con los primeros billetes AB que emite el alcalde, les paga a los obreros que construyen los canales de saneamiento, para ahorrarse la tarifa del 1%, éstos pronto entregan los billetes al panadero, comprando pan. Éste a su vez se apura entregándolos al carpintero que le arreglará las ventanas. El carpintero se los lleva al carnicero por embutidos, y éste al herrero para un nuevo portón. De tanto afán de ahorrar, los ciudadanos pagan el impuesto municipal por adelantado. Con esto el alcalde hace arreglar la calle. Así el círculo comienza de nuevo. Como consecuencia, se pudo invertir en la infraestructura de la comunidad y el desempleo retrocedió 14%, mientras que en Austria aumentaba alarmantemente en un 19% más. Debido a ello, el experimento de “dinero libre” de Wörgl adquirió resonancia en la prensa internacional. Unterguggenberger fue llamado a participar en ponencias en el extranjero y hasta el presidente del gobierno francés Daladier visitó en 1933 Wörgl. Más y más comunidades se percataron las ventajas inherentes a la adopción del nuevo medio de cambio y varias de ellas empezaron a preparar el terreno para introducir el “dinero libre” de circulación garantizada.
Sin embargo, el Milagro de Wörgl encontró abruptamente su fin. Ya en enero de 1933 las autoridades austriacas habían respondido a la iniciativa de Unterguggenberger con una prohibición al uso del “dinero libre”, calificaron al experimento como unfug! (locura) y bajo la justificación de que su producción lastimaba el derecho exclusivo del Banco Nacional Austriaco de generar un medio monetario válido. La comunidad de Wörgl apeló legalmente en contra de esta prohibición, pero no tuvo éxito, y hasta mediados de 1933 siguió usando de manera ilegal los billetes AB. El estado austriaco amenazó entonces con ejercer la violencia si el experimento no era interrumpido definitivamente, y el 15 de septiembre de 1933 el Milagro de Wörgl encontró su tumba. Incluso Suiza prohibió a Unterguggenberger la entrada al país; aparentemente el estado Suizo tuvo miedo de que el ejemplo de Wörgl pudiera amenazar el monopolio del Banco Nacional Emisor Suizo.
Poco después de la prohibición del “dinero libre” Unterguggenberger recapituló su experiencia de la manera siguiente:
“…que aquí se me haya querido excluir de la historia, esto ya lo había previsto! Sin embargo, he logrado mandar una señal al mundo de que es posible. ¡El mundo y yo lo hemos corroborado! Esta nueva conciencia tiene ahora que madurar lentamente en el entendimiento colectivo de los hombres. En un principio, la introducción del ferrocarril también quiso evitarse.”
El Milagro de Wörgl inspira hoy todavía a quienes se interesan por sistemas alternativos de moneda. En la misma comunidad de Wörgl se fundó en 2003 el Unterguggenberger-Institut, cuyo objetivo consiste en documentar el experimento de Wörgl y reunir información sobre alternativas monetarias. El experimento de “dinero libre” de Wörgl ha sido la fuente de inspiración de muchas iniciativas que ya están funcionando con exito en la actualidad, entre esos tenemos el WIR en Suiza, el Chiemgauer en Alemania este en asociación con 27 monedas más en Regiogeldinitiativen, el Xarxa Eco en España, y se puede seguir enumerando muchos más.
La fuente principal de este artículo es „Der Welt ein Zeichen geben –
Das Freigeldexperiment von Wörgl 1932/33“ de Gebhard Ottacher.
Obtenido de: OTRO DINERO ES POSIBLE