Los campos de concentración nazis, fueron concebidos originalmente como campos de trabajo con fines de lucro, concretamente eran «campos al servicio de la deuda» (Debt Todeslager. Debt Death Camps). Más tarde sirvieron a la industria de la guerra hasta que finalmente se convirtieron solo en campos de concentración absoluta.
La historia nos dice que la creación de la deuda es un elemento natural del sistema feudal. Quien vive en este sistema se convierte en su sirviente y es estrangulado por el mismo.
Cuando una nación necesita dinero para mejorar su industrias o infraestructura o ampliar su oferta de dinero, (obvio deliberadamente que en nuestra nación se gastó en infraestructuras absolutamente innecesarias, también el saqueo deliberado y que ello sigue sucediendo), pide dinero a la banca privada. Se convierte en una deuda por la que la banca privada exige un interés y así es como esa nación empieza a ser estrangulada.
Este principio feudal es fundamentalmente defectuoso, ya que una nación tiene el derecho a crear su propia moneda, por lo que no necesita pedir ningún préstamo a un banco privado.
Con la creación del euro, se dio poder inmediato a Alemania para ser nuestro señor feudal ya que nosotros mismos al entrar en la UE nos sometimos imposibilitándonos de crear moneda cuando nos fuera necesario.
Así, de manera fraudulenta se crea la deuda que se convierte inmediatamente en una carga fiscal sobre la población ya que se exigen grandes cantidades de pagos de intereses. A su vez, esa «carga tributaria» actúa en contra de la fortaleza de la economía productiva que genera la verdadera riqueza de la nación, por lo que la carga de la deuda se multiplica.
El principio del feudalismo está diseñado para facilitar la creación de riqueza privada a través de la deuda pública, incluida la deuda individual y la deuda corporativa. Este es un proceso de saqueo. Este saqueo se agrava por un desarrollo paralelo en los mercados de acciones de renta variable en el que se crea la ilusión de la riqueza cuando la riqueza no se crea en absoluto. Lo que impulsa este bucle que crea burbujas de deuda e ilusiones, es una negación firme por parte de casi todos los involucrados de que existe un problema. Esta actitud crea una negación total del sistema infinito de la economía, como si este sistema no existiera, presentando el sistema feudal como el único sistema que hay y que ni siquiera puede murmurarse contra él ya que no hay alternativas a la vista.
El proceso de curación, más allá de reconocer que existe un problema, es reconocer el principio del sistema infinito de la economía que permite la creación de riqueza para la sociedad en su conjunto.
Para ello es necesario diseñar un entorno de protección, el potencial creativo y productivo de la población.
Cualquiera que sea la sociedad, ésta crea para sí misma, se convierte en una inversión creada en su propio bienestar. Este es el principio original de la nación-estado (y no el saqueo para la banca y la producción feudal para otra nación). La diferencia es sutil, pero profunda.
El sistema feudal construye la percepción de una pobreza general, en que los bancos aumentan su riqueza en base a préstamos por un precio que en realidad equivale al robo. Es la gran mentira.
El sistema infinito, por el contrario, permite la creación de riqueza para la sociedad en su conjunto. Se basa en el descubrimiento científico de infinitas riquezas incrustadas en la naturaleza del hombre, en virtud de la inteligencia humana. Una transición mental, un cambio de fase de pensamiento, alejándose del sistema orientado a la pobreza de la mentira, hacia el sistema de la realidad. La realidad es que somos los futuros esclavos de este feudalismo precisamente los que consumimos y lo que enriquece a la nación, no son los bancos privados los que crean el proceso productivo por el que una nación avanza.
La funcionalidad de este principio se vivió poco después de la Revolución Americana, demostrándose a si mismo como una estructura de protección contra el feudalismo.
Sin este principio infinito, las deudas nacionales no se pueden borrar, los presupuestos no se pueden mantener en equilibrio. Bajo este principio, Alexander Hamilton creó una estructura de la economía que permitió a la sociedad experimentar su riqueza.
Solo esta concienciación, este principio, puede permitir que la deuda nacional diseñada para asfixiar a la nación sea cancelada y ganemos en sustancia. Este es el proceso de curación que puede salvar a la sociedad asfixiada desesperadamente..
FUENTE: The disintegration of the Worlds financial system de Rolf A. F. Witzsche