No hay duda de que las dramáticas y draconianas condiciones del mercado laboral español están obligando a lo mejor del país –por si no se dan cuenta, hablo de nuestros jóvenes– a hacer las maletas e irse fuera para buscarse las habichuelas, pero, ¡ay amigos! no todo el monte es orégano, la fuga de cerebros –por la que en el futuro pagaremos un alto precio, ya lo verán– hacia el país europeo que más «nos aprieta las tuercas» y que, sin duda alguna, más se está beneficiando de la crisis de la periferia europea, Alemania, no está exenta de riesgos…
Y no me refiero al riesgo de que, de golpe y porrazo, nos encontremos allí por obra y gracia de una «aventura desesperada«, hablo de riesgos reales, tales como que si allí no hablas alemán, nunca –repito: nunca– te harán sentir integrado, aparte de que como no seas un lumbrera y domines el inglés, mejor ni lo intentes, porque te dirán aquello de «vete pa’ españa pepe«.
Jose Antonio Vega, sin duda, lo expone muy bien en un articulo del cual les recomiendo su lectura aquí
Sin duda, hay que ver cuanto daño hace –y está haciendo– programas del tipo «españoles por el mundo» y similares… aunque, quien sabe, llegados a éste paso de exportación de cerebros, igual pronto vemos un programa del tipo «españoles por España» ¿no? –tomen nota, Mediaset y compañía, que luego si acaso, eso ya y tal–
Pues como en todos los sitios, ¿o acaso aquí se integra el que no sabe hablar español?.
De entrada, se hará entender y entablará conversaciones como pueda (en inglés normalmente), pero si su idea es integrarse, ya puede ir aprendiendo español (o también gallego, vasco y catalán si está en zonas donde esos idiomas son de uso común).
Creo que ya está bien de criticar a los alemanes por hacer las cosas bien.