Separada de su pareja de hecho y con dos hijos de 9 y 5 años, sobrevive gracias a la pensión de su padre de poco más de mil euros. «Por ayudarme a mí no tiene ni para tomarse un café en el bar», se lamenta Reme, en paro desde hace dos años y cuyos ingresos se reducen a un subsidio de 426 euros. Con este dinero apenas le da para pagar la hipoteca de más de 350 euros, a la que se suma un deuda que arrastra por un préstamo de 5.000 euros que pidió, avalada por su padres, para que no le quitaran el piso hace unos meses.
Después de echar «veinte mil currículos por todos sitios» y sólo conseguir trabajos precarios «de pocos días o por horas», vio en una película que alguien ofrecía uno de sus órganos a cambio de dinero. Entonces buscó por Internet anuncios similares y decidió colgar el suyo. En él se describe como «una chica sana» y explica que «por serios problemas económicos» está dispuesta a «donar un riñón a cambio de una compensación económica». Desde que puso este mensaje, hace más de un mes, afirma que una persona se ha puesto en contacto con ella, pero no ha llegado a nada. Aunque no habla de dinero en su anuncio, al preguntarle señala que no lo vendería «por menos de 30.000 o 40.000 euros». «Ya que lo hago, que me quite las trampas que tengo», dice.
Reconoce que es «una manera de conseguir dinero fácil» y, aunque no le ha dicho nada a sus padres, cree que estos la comprenderían. «No he matado a nadie, esto lo hago por mis hijos y para que no me quiten la casa», señala.
Desconocedora de la legislación actual al respecto, sólo dice saber que el tráfico de órganos «no está permitido en España». Pero eso no le preocupa: «supongo que si alguien me llama será porque en su país sí se puede hacer». «Imagínese estar en el parque con sus hijos y ver cómo las otras madres les llevan al quiosco y yo no puedo comprarles ni un paquete de patatas», señala esta mujer, que asegura que nunca se hubiera imaginado en esta situación. «Cuando vivía con mi pareja entraban cada mes 3.000 euros en mi casa», recuerda. Ahora no le queda nada. «Toda la vida trabajando para estar así», se lamenta Reme, que ha estado diez años empleada en un matadero.
La última reforma del Código Penal establece que aquellos que promuevan, favorezcan, faciliten o publiciten la obtención o el tráfico ilegal de órganos humanos ajenos o el trasplante de los mismos serán castigados con penas de prisión, que serían elevadas en caso de que se trate de un órgano principal. Además, el receptor será castigado con las mismas penas si consintiera la realización del trasplante conociendo su origen ilícito. La condena podría ser rebajadas en uno o dos grados atendiendo a las circunstancias del hecho y del culpable.
A pesar de la legislación, son cada vez más las personas con problemas económicos que ofrecen un riñón por Internet para poder salir adelante. Además del de Reme, este periódico ha podido localizar otros dos anuncios del mismo estilo en la Red, aunque ha sido imposible contactar con sus autores. En ambos dicen ser hombres, de 44 y 45 años, en paro y sin ninguna ayuda del Gobierno.
Ya hace tres años este periódico se hizo eco del caso de un desempleado que colgó un anuncio de venta de uno de sus riñones (SUR 28/10/2010). Tras hacerse pública su situación la Guardia Civil abrió una investigación al respecto. Este hombre aseguró que contactaron con él algunos extranjeros que le ofrecieron hasta 100.000 euros por el órgano.
fuente: diariosur
Sin duda que estamos sufriendo un gran daño social desde hace muchos años y es normal que se produzcan situaciones tan dramaticas.
Si hubieses sido «compañera» de algún sindicalista importante igual te hubiesen colado en algún falso ERE. Si hubieses sido del otro lado de la cuerda a lo mejor te hubiese caído algún sobrecillo B. Si en vez de llamarte Remedios te llamases (……….)o fueses de alguna de las mal llamadas «clases desfavorecidas típicas» posiblemente no tendrías que hacer lo que llevas idea de hacer para dar de comer a los tuyos. Aquí el que no se arrima a donde se tiene que arrimar la lleva clara.
Así paga este país los sacrificios de sus ciudadanos a lo largo de su vida.