Seguramente han oido hablar del crowdfunding: una serie de personas, invierten en un proyecto empresarial de otras personas; si el proyecto sale bien, son accionistas a valor inicial (nominal) de la nueva compañía, y si sale mal, pues pierden lo invertido, igual que los creadores del proyecto.
Bien, pues actualmente está surgiendo con mucha fuerza una evolución del citado sistema, llamado crowdfinancing que, básicamente es un colectivo –organizado habitualmente por las social media– con objetivo de prestar dinero a un proyecto… Y ojo, que no es una inversión como el crowdfunding… el crowdfinancing es un préstamo –o sea, una forma de financiación cuando la banca no quiere hacernoslo–
Suponed que tengo un proyecto empresarial atractivo. Suponed que lo explico en la red y que solicito 100.000€ para invertir, explicando que yo ya he invertido 20.000€ que ha puesto mi familia. Supongamos que por la red me contestan que vale, que de acuerdo y que allá va el dinero. Supongamos que así lo hacen, por ejemplo, unas 20 personas.
Pero el proyecto, a los seis meses, va tomando cuerpo, ya factura unos 300.000 € y necesita más recursos para crecer. Se tantea por la red y los amigos comienzan a flaquear porque el proyecto no tiene más amigos para invertir.
A los nuevos empresarios se les ocurre una idea: convoquemos a todos los conocidos o a los desconocidos por internet para que nos presten dinero a 5 años al 8% con vencimientos anuales menos el primero… La gente lo ve en la red y comparan con lo que les ofrecen los bancos por su dinero: un 2% a dos años; o lo que les ofrecen los bonos del Tesoro a 10 años: un 2,8% o menos. Y deciden prestar en plan banquero a ese empresario que empieza; modesto, pero banquero.
Igual un día los fondos de inversión descubren este camino que ofrece la red y empiezan a ofrecer cantidades mayores, por lo que se junta el ahorro personal (modesto) con el ahorro institucional (masivo) y ¡ya tenemos competencia a los préstamos bancarios!
¿Alguien ha pensado en todo esto? Porque este movimiento (que ya ha empezado) va a necesitar nueva regulación de las Autoridades financieras y posiblemente nuevas definiciones legales; lo único que no necesita es canales de comercialización: ahí está internet.
Ya se que, un banquero español que lea esto, sonreirá y no lo comentará con nadie; pero eso mismo hicieron los periódicos de papel hace pocos años y las editoriales y tantos y tantos sectores empresariales y sociales que no pensaban que la red está a tocando de lleno sus negocios.
Estad atentos porque igual un día gracias a la red se hace innecesaria la banca –al menos a la de inversión–
Fuente: elplural
Pues la verdad es que no es mala idea, sólo un problema, que quién pide el dinero tras recibirlo no se vaya a las Caimán,