Muy básicamente el oráculo de Omaha tiene una cuenta de la vieja que por lo visto le ha ido bien «casi» siempre y es dividir la capitallización del mercado entre el PIB y observar sus desviaciones sobre un nivel eje central así sabe cuando está en un mercado frio o caliente, en un mercado sobrecomprado o sobrevendido, sobravalorado o infravalorado, en suelo o en techo.
Como siempre en este tipo de gráficos acertar con el timing es muy difícil ya que un indicador de estos nos puede decir que estamos en techo por ejemplo pero claro si nos ponemos cortos igual nos arruinan antes de que se confirme.