¿Cuantas posibilidades hay de que un emprendedor se la pegue?

Cada vez que conozco a un emprendedor, sé que las probabilidades de que se la pegue son altísimas ¡y esto no es malo por sí ni algo ilógico, ojo! ya que en un país como España donde la mortalidad empresarial supera el 20% un año después de su fundación, que un emprendedor se pegue el batacazo, lejos de ser raro, forma parte de la normalidad estadística. Sin embargo y desgraciadamente, muchos de las personas que emprenden no lo saben, y ahí está el problema.

Porque como las cifras del paro no remontan (o lo hacen a un ritmo desesperantemente lento), hace años que nuestros políticos decidieron decirle a la gente que lo que tienen que hacer es emprender, y claro, muchos de los que emprende, sin duda, lo hacen por una mezcla de necesidad y desesperación; «que el empleo no llega solo, oiga, y que si quiere trabajar deje de lloriquear, levante el culo del sillón y monte su propia empresa» es lo que las altas instancias nos dicen una y otra vez, pero claro, una vez que nos tienen atrapados en ese discurso, pasan al optimismo: emprender no solo te dará un empleo, sino que además te hará crecer como profesional, te preparará para la vida, te hará mejor persona y hasta te crecerá el pelo (o lo que tú quieras que te crezca). Vamos, que emprender mola de cojones.

Pero no, de eso nada… Emprender es duro de narices. Efectivamente, te da un empleo (si te sale bien la cosa) y es muy probable que te convierta en una persona más independiente y mucho más preparada, pero también hay que enseñar la cara B de la cinta: emprender te quita (muchas) horas de tu vida, te roba momentos de sueño, te roba ratos con familia y amigos, te estresa, consume todos tus recursos y, hasta que las cosas salen bien (e incluso casi siempre bastante después), te genera una ansiedad inimaginable…

Fuente del articulo original: elconfidencial.com