Las extrañas maniobras en los mercados financieros y geopolíticos de la semana pasada, dejaron claro que se acercan nuevos tiempos. La señal más clara fue el saqueo «al por mayor» del fondo nacional de pensiones de Japón por su gobierno que ha permitido apuntalar el mercado de los bonos y acciones gubernamentales de Estados Unidos.
Recordemos que la Junta de la Reserva Federal, bajo una nueva administración, anunció la semana pasada que ya no compraría bonos del Tesoro de Estados Unidos. Después Singapur, el mercado financiero más grande en Asia, permitió el libre comercio en el Yuan chino siguiendo a Londres, Frankfurt, Seúl, París, Luxemburgo, Taiwán, Hong Kong y Macao. A continuación el gobierno de Japón anuncia un derroche en dinero de impresión por valor de 80 billones de yuanes, así como el saqueo del fondo de inversión gubernamental de pensiones de 127 billones. El dinero japonés se está vertiendo en bonos del gobierno de Estados Unidos y en valores, causando los récords actuales al alza en los mercados, y también se ha iniciado una guerra de divisas, porque los chinos han respondido al derroche de impresión de yenes con un derroche de impresión de yuanes.
No se equivoquen, sin embargo, sobre qué parte va a ganar la guerra económica y financiera: los números no mienten. China produce 11 veces más acero que los EEUU, tiene las mayores reservas de divisas del mundo, tiene la mayor cantidad de oro, una mayor participación en el comercio mundial y tiene un superávit comercial acumulado masivo con los EEUU… El signo más revelador es que la mayor volumen de exportación de China a los EEUU son equipamientos de ordenadores, mientras que el máyor volumen de lo que Estados Unidos exporta a China es «chatarra y basura”. Por último, la alianza BRICS de la que forma parte China, controla 188 naciones, la mayor parte de la economía mundial y más del 80% de su población.
Se acercan tiempos interesantes que culminarán en un futuro con la unificación de Corea y Japón, aunque parezca una locura ahora mismo… igual que también parecía una locura los comentarios del Coronel Amadeo Martinez Inglés en enero
Fuente: Benjamin Fulford