Y si le ponen trabas, pues igual hasta se pega una óstia, porque no vean la cara que se le debe quedar al juez de turno que tome declaración a un detenido dentro de una operación sorpresa, si éste le dice que ya sabia que le iban a detener por un chivatazo.
Las detenciones de Francisco Granados en la Operación Púnica y la del pequeño Nicolás en las que, previamente, ambos fueron avisados por miembros de la seguridad del Estado de que iban a ser arrestados, ponen de actualidad los grandes chivatazos y filtraciones de la reciente historia de España. El exconsejero de la Comunidad de Madrid fue alertado de la operación anticorrupción por un guardia civil del Grupo de Delitos contra la Administración, quien, tras ser descubierto, ha sido acusado de un delito de revelación de secretos –éste agente detenido en plena Operación Púnica formaba parte de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, pero informaba a Francisco Granados, el personaje más importante de la redada policial, por medio de un amigo común-. Incluso «el pequeño Nicolás«, después de ser detenido por los agentes de Asuntos Internos de la Policía, también declaró en el Juzgado de que estaba al tanto de que iba a ser atrapado por un chivatazo.
Las filtraciones son ya todo un género en las más importantes investigaciones sobre la corrupción en España: Marbella, Gürtel, Nécora, familia Pujol, Roca, Bardellino, el Negro, Llorca, Astapa, Malaya, Filesa, Ciempozuelos, Chinos, Rusos, Gescartera, Forum Filatélico, Nóos… son algunos de los casos en los que los chivatazos han puesto en peligro las pesquisas contra las organizaciones mafiosas o las detenciones de los capos y cerebros de las tramas criminales.
Fuente: elconfidencial