Todo sigue igual, como dice la canción, porque Bankia continua siendo el paradigma mediático del desplome de las cajas, confluyendo en «ése monstruo nacido de siete cabezas» que sus principales entidades –Bancaja y Caja Madrid– tenían al frente presidentes nombrados por el Partido Popular por lo que sirve también de vara para medir el lomo del partido que hoy está en el Gobierno. Pese al gigantesco descalabro de Bankia y los más de 20.000 millones inyectados, está todavía por ver por cuánto nos sale este fiasco financiero.
Donde ya se sabe la pérdida es en Catalunya Caixa: el Estado ha perdido en torno a los 11.500 millones de euros después de venderla en subasta por algo más de 1.100 millones que finalmente se quedó el banco presidido por Francisco González. A esta importantísima cifra habrá que sumar los 9.050 millones de dinero público que se inyectaron en NovaCaixa Galicia y de los que solo se han recuperado 1.000 millones tras su venta al grupo venezolano Banesco.
Parece que los años pares son malos para que el Estado haga negocio con la banca. Casi 10.000 millones perdidos en 2012 y ahora vamos a las cifras del 2014. Así, ha habido también fuertes inyecciones de ayudas como las que superaron los 5.000 millones para que Banco Sabadell se quedase la Caja de Ahorros del Mediterráneo por la que pagó un euro. En este caso, además está pendiente de que todo vaya como se ha acordado porque de lo contrario habrá que echar más dinero público de acuerdo con las condiciones de venta.
Recordar por último, los más de 4.500 millones para sacar a flote el Banco de Valencia por el que Caixabank pagó un euro, aunque en un principio se había estimado un agujero mucho menor en el banco levantino.
Los 20.000 millones de 2014 y los 10.000 millones de 2012 suman 30.000 millones que están perdidos y ya son irrecuperables. ¿Ha sido ésta la única estrategia posible por parte del Gobierno? ¿No permitía Europa hacer otra cosa que perder el dinero y entregar saneadas estas entidades a los bancos que las adquirieron?
La solución no ha sido buena a mi modo de ver. El modelo Bankia debía haber imperado y que el Estado se hiciese cargo temporalmente de esas entidades financieras y venderlas cuando hubiesen mejorado sus ratios y la apetencia de los grandes inversores por este tipo de valores. Una operación muy distinta a la vivida en Estados Unidos donde han logrado ganar dinero después de rescatar bancos privados.
Lo que se perderá en Bankia es una gran incógnita, aunque ya en 2014 colocó un paquete del 7,5% por un importe de 1.304 millones de euros. El Estado ganó 136 millones de euros con esta venta en relación al precio que había pagado. Una venta a grandes inversores que se hizo a un precio de 1,51 euros. Algo más del 60% del capital de Bankia sigue en manos públicas y pese a que el precio de ahora esté lejos del de la colocación en febrero se puede sacar una buena tajada y recuperar para todos el dinero forzosamente invertido.
Pero la política tiene muchas prisas: 20.000 millones perdidos por el Estado en los bancos rescatados la gran cifra de este 2014 que nos acaba de dejar. Esperemos que la coyuntura económica, la experiencia del actual equipo gestor y la paciencia de Guindos nos ayuden a recuperar lo más posible de nuestro dinero. Probablemente el tiempo nos acabe mostrando el desacierto de estas ventas bancarias.
Fuente: Luis Aparicio, Director de contenidos de invertia.com