En apariencia gráfico técnica el daño aparte claro está a la propia Volkswagen que a ver como sale de esta todo sea dicho de paso hace más daño a la gama baja que alta de automóviles, desde luego «la trampa» de VW es impropia de la marca y origen de la misma, esto no lo creeríamos de una empresa asiática de un país emergente pero de Alemania, el golpe ha sido tan duro que ha retumbado en los cimientos de concepto y conciencia emrpresarial, hasta Merkel ha tenido que poner la cara para salvaguardar al resto de la cultura mercantil germana, vamos que lo sucedido es la excepción y no la regla.
A nosotros los inversores y especuladores de a pie nos queda la amarga sensación de aquí nos engañan Raimundo y todo el mundo, que todo si se mira bien y con lupa hay mentiras y falsedades a la patada.