Evidentemente no a nivel doméstico –¿se imaginan un «cariño, quita el vaso de leche del microondas que voy a cocinar un kilo diamantes» a las ocho de la mañana de un lunes?– pero lo cierto es que actualmente está surgiendo un nuevo mercado de fabricación de diamantes en laboratorio que tienen las mismas características físicas y composición química que las joyas tradicionales extraídas de minas.
El proceso consiste en colocar un trozo de carbono en una cámara de microondas con metano u otro gas que contenga carbono y, a continuación, sobrecalentarla hasta convertirla en una bola de plasma… de este modo, se crean partículas que cristalizan en diamantes, siendo éste un proceso que finaliza en unas 10 semanas, pero con un resultado de tal calidad que los expertos necesitan maquinaria especial para distinguir éstos nuevos diamantes de los tradicionales.
Aunque las compañías que hoy día dominan el mercado de las joyas naturales todavía no ven a esa nueva industria como una amenaza –debido a su reducido tamaño– no cabe duda de que el futuro irá por éste novedoso camino.