La calidad no importa si la hucha se llena

Un ejemplo de modelo de negocio exitoso de nuestro tiempo: una línea aérea que contrata a sus auxiliares de vuelo a través de una ETT, a los que retribuye escasamente y a los que obliga a convertirse en comerciales de sus productos (perfume, bebida, comida…). La consigna que fijan no es que cumplan con su tarea típica, la vigilancia de la seguridad del vuelo y de la comodidad de los pasajeros, sino que les bombardeen hasta que compren.

Si no lo consiguen, es decir, si no cumplen con su función de comerciales, les amenazan con expedientes disciplinarios, cambios de turnos lesivos o despidos. Y cuando eso no basta, exhiben en público listas de los trabajadores que más venden y de los que menos, según publica ‘The Guardian’

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Pues eso que mientras la empresa o mejor dicho su dueño  se pasa por el arco del triunfo todo lo que puede y más el mercado no le deja de dar la razón pues el hombre como Trump que como la Bolsa sube cree que todo lo hace bien, y si le dicen algo pues que mire para Wall Street que cuando conviene es el mejor juez y cuando no un villano mentiroso que no valora nada.

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