¿Fallecidos contratando líneas telefónicas?

“Mi madre fue al banco a cerrar la cuenta de mi padre recien fallecido y pidió un extracto; fue entonces cuando vimos que había dos cargos de empresas de las que mi padre nunca había sido cliente”, recuerda una de las hijas, que prefiere preservar su identidad “y es que de hecho ni siquiera tenía móvil propio porque usaba una línea de un contrato nuestro”, aclara. Lo extraño es que los recibos correspondían a un periodo posterior al fallecimiento –en los meses anteriores cuando aún vivía, no figuran cobros, solo después de su muerte–

A partir de ahí comenzó una auténtica odisea. “Estuvimos horas al teléfono tratando de que alguien nos diera una explicación. Con Jazztel, incluso, tuvimos el problema de que no hay un número de atención al cliente si no lo eres, y mi padre supuestamente no lo era aunque si tenia cargos bancarios por ello”, explica esta afectada; “después de varias horas y muchos días repitiendo a cada operador la misma historia, y de oír decenas de veces ‘vamos a comprobar los datos; pues no, no tenemos ningún cliente con ese DNI’, ambas empresas les indicaron lo mismo: ‘Vayan a la policía, es un fraude’ decian”.

Eso sí, aún sabiendo que se trataba de una estafa, les advirtieron que se había generado ya otras facturas que pasarían también. “En ningún caso decidieron adoptar medidas al respecto. El trato fue nefasto. Es más, fue tan surrealista que llegaron a decirme que mi padre tenía que tener alguna línea móvil o fija que estuviese utilizando. -¡Desde el cementerio!- exclamé. Vergonzoso. Jazztel nos indicó que podíamos enviar a un número de Fax la denuncia, el DNI de mi padre y un escrito explicando lo sucedido, ignoro para qué, porque en ningún momento se han planteado devolvernos el dinero.  En el caso de Oceans Network, hasta tuvimos que ser nosotros los que tuvimos que enviarles toda la documentación pertinente”.

Fuentes policiales consultadas afirman que no es frecuente que las facturas se emitan con otro DNI e incluso con el nombre de otro titular, dado que lo más habitual es que se utilicen todos los datos del indivíduo. En este caso no ha sido así. Una de las facturas lleva el nombre del fallecido y su número de cuenta, pero otro número de documento nacional de identidad. En la otra, ni siquiera coincide el nombre. “El banco aceptó un recibo en el que el único dato coincidente es el número de cuenta”, explica la hija del estafado. “Tampoco la entidad, hasta hoy, ha sabido darnos una respuesta de por qué han actuado así”.

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